La aventura de la localización de las funciones en el cerebro
Enrique Canchola Martínez
19 de septiembre de 2019
A lo largo de la historia el hombre se ha preguntado frecuentemente de dónde surge su excepcional capacidad cognitiva y cuál es el sustrato fisiológico de su comportamiento, la Escuela Filosófica Griega había propuesto que dichas facultades se encontraban en el corazón, más recientemente, a partir del descubrimiento del cerebro, a partir de Claudius Galenus en el siglo II y de René Descartes en el siglo XVII de nuestra era, estas preguntas fueron induciendo los estudios tendientes al establecimiento de las relaciones entre el cerebro, la conducta y el alma. El conocimiento de estas relaciones fue lentamente y contradictoriamente progresando, partiendo de estudios puramente anatómicos hasta las modernas técnicas de registro de la actividad cerebral, con la resonancia magnética funcional, la emisión de positrones, la magneto encefalografía la tomografía computada entre otras, pasando por estudios con lesiones cerebrales o la estimulación del cerebro, estos estudios permitieron proponer el modelo de la especialización funcional cerebral; denominado localizacionismo el cual propone que zonas específicas del cerebro son las responsables de la conducta y programas mentales y que el cerebro es el lugar donde reside el alma, esta propuesta es apoyada por los neurocientificos de la corriente monista, mientras que los que sostienen que los programas mentales son más que la suma de las funciones cerebrales son los denominados dualistas.
Evolución del localizacionismo
Uno de los primeros neurocientificos que propuso y defendió en forma casi religiosa propuesta localizacionista del cerebro, fue el anatomista y fisiólogo alemán Franz Joseph Gall (9 de marzo de 1758, Tiefenbronn, Alemania, 22 de agosto de 1828, París, Francia) quién en 1791 propuso la teoría frenológica, la cual establece las relaciones entre el cerebro y la conducta a partir de las variantes anatómicas manifestadas en la forma del cráneo de las personas, propuso también, qué algunas funciones cognitivas y conductas producían incrementos regionales de la masa encefálica que provocaban pequeñas protuberancias en el cráneo que eran detectables mediante el tacto, basado en esta idea Gall elaboró una mapa craneal de las funciones cerebrales. De hecho en los mapas de frenología existen regiones cerebrales para las distintas habilidades cognitivas. Gall proponía que la especialización funcional del cerebro evoluciona de manera diferente dependiendo de condiciones ambientales que ahora llamamos epigenéticas, por ejemplo, las inducidas por el entrenamiento o la alimentación.
Los postulados de Gall son los siguientes:
El cerebro es el órgano de la mente, la mente está compuesta de múltiples facultades, las facultades mentales están asentadas en diferentes órganos en el cerebro, el tamaño de un núcleo cerebral se corresponde con la función, la forma del cerebro está determinada por el desarrollo de los diferentes núcleos, el cráneo toma la forma del cerebro y que es posible analizar y conocer las tendencias y conductas del ser humano a través de la palpación del cráneo.
En 1848 un accidente de trabajo cuando se estaba dinamitando unas rocas para la construcción de la vía de ferrocarril en estados unidos se produjo una explosión que sacó volando una barra de aproximadamente un metro de largo, la cual atravesó el cráneo de Phineas Gage, entrando por el lado izquierdo de la cara, pasando por atrás del ojo izquierdo y saliendo por la parte superior de la cabeza, Phineas milagrosamente vivió 13 años con cambios de conducta muy importantes, pero desafortunadamente el cerebro de Phineas no fue examinado al morir y solo se pudieron hacer inferencias a partir de las lesiones del cráneo que se recató tiempo después. Sin embargo este hecho permitió establecer las relaciones entre los lóbulos frontales y las emociones.
Posteriormente las lesiones cerebrales permitieron el establecimiento de las relaciones entre el cerebro y la conducta, el neuroanatomista y médico Francés Paul Broca (28 de junio de 1824, Sainte-Foy-la-Grande, Francia 9 de julio de 1880, París, Francia) en 1865 Paul Broca atendía a un paciente que no podía hablar, a la muerte de este paciente Broca pidió y revisó el cerebro de esta persona, encontrando lesiones en la tercera circunvolución frontal, lo que le permitió inferir que dichas lesiones habían sido las responsables de las dificultades para hablar de dicho paciente. Actualmente a este padecimiento se le conoce como afasia de Broca. Posteriormente Karl Wernicke (15 de mayo de 1848, Tarnowskie Góry, Polonia, 15 de junio de 1905, Gräfenroda, Alemania) neurólogo y psiquiatra Alemán reportó que pacientes con la lesión reportada por Broca, no perdían la capacidad de comprender el lenguaje y que esta capacidad de comprensión se perdía cuando había lesiones en la circunvolución temporal superior cercana al lóbulo parietal, a este padecimiento se le conoce como afasia sensorial para distinguirla de la afasia motora, descrita previamente por Paul Broca.
Estos estudios pioneros permitieron comprender que muchas funciones cerebrales tienen un lugar donde se decodifican, es decir se comprenden y otras donde se ejecutan y almacenan. Esta idea de la especialización localizacionista fue reforzada por los descubrimientos del neurólogo alemán Korbinian Brodmann (17 de noviembre de 1868, Hohenfels, Alemania 22 de agosto de 1918, Múnich, Alemania) quién en 1909 describió diferencias histológicas en 52 regiones cerebrales que ofrecieron el sustrato fisiológico de la localización cerebral de las distintas funciones motoras, sensitivas, cognitivas y espirituales que se expresan a través de la conducta humana.
Más recientemente con la estimulación eléctrica cerebral en pacientes epilépticos conscientes, realizada por los neurocirujanos estadounidenses radicados en Canadá Wilder Penfield (26 de enero de 1891, Spokane, Washington, Estados Unidos 5 de abril de 1976, Royal Victoria Hospital, Montreal, Canadá ) y Herbert Jasper (27 de julio de 1906, La Grande, Oregón, Estados Unidos, 11 de marzo de 1999, Montreal, Canadá) demostraron la especialización cerebral para determinados procesos cognitivos.
Por otra parte, el uso de fármacos por el neurólogo japonés Juhn Wada en los años 1950 han permitido evaluar funciones cerebrales cognitivas con la inyección intra carotidea de tiopentato de sodio droga derivada del ácido barbitúrico, más conocida por el nombre de pentotal sódico, amital sódico o trapanal. La inyección de este fármaco inhibe temporalmente la actividad neuronal del hemisferio correspondiente a la carótida donde se inyecta el amital, esta prueba se utiliza para saber la dominancia hemisférica para las intervenciones neurológicas y con ello se ha reforzado la teoría localizacionista del cerebro.
En resumen, el modelo localizacionista permitió como se ha mencionado, establecer las relaciones entre el cerebro los procesos cognitivos y la conducta humana y permitió también establecer una relación entre áreas cerebrales y algunas enfermedades neurológicas y psiquiátricas.
Aunque muchos fenómenos como la plasticidad cerebral y la diasquisis, qué es el fenómeno por el cual una lesión en un lugar del cerebro produce alteraciones cognitivas en una región distante a la lesión no puedan ser explicados por el modelo localizacionista.
Bibliografía
Broca P. Du siege de la faculté du langage articulé. Bulletins de la Société d'anthropologie de Paris. 1865; 6: 377-93.
Gall FJ. Sur les functions du cervaux. París: s/e; 1822.
Enrique Canchola Martínez
Departamento de Anatomía Facultad de Medicina UNAM
Departamento de Biología de la Reproducción UAM-I