- La Historia Jamás Contada -
Hay épocas en las que un determinado estado de ánimo
-Zeitgeist-, despierta en mucha gente el deseo de sumarse ACTIVAMENTE a algún proyecto
o iniciativa que, por eso mismo, se convierte en uno de repercusiones sociales,
cualquiera haya sido su intención o sentido originales. La Historia está
plagada de ejemplos de ello.
Ahora mismo, nos encontramos en la fase de resolución de la
curva de uno de ellos: la (aparentemente) inminente transformación radical de
la Sociedad, nada menos que la UTOPÍA a la vuelta de la esquina, que ha conseguido
llevar, cuando menos a sus más fervorosos creyentes, a comprometerlo todo con
tal de ver realizadas sus más caras ambiciones no sólo políticas sino también
existenciales, pues lo hacen con la esperanza de finalmente encontrar un sentido
trascendente a su vida.
Ya he señalado en artículos anteriores el carácter religioso
de esta entrega, fenómeno bastante estudiado por los especialistas,
principalmente en Historia y Psicología Social, cada una con el respectivo
bagaje teórico e instrumental técnico para hacerlo de manera sistemática y,
sobre todo, PRODUCTIVA, más allá del acostumbrado comentario u opinión meramente
periodístico. (El Periodismo, estrictamente hablando, no puede hacer más
que "describir los hechos o transcribir los dichos".)
Pero en la dura realidad, el activismo voluntarista no basta
para lograr las metas, por loables que sean. Incluso puede resultar
contraproducente no sólo para los sujetos que tan vehementemente lo asumen, sino
para todos los que comparten su hábitat político, pues ni unos ni otros cuentan
con alguna manera hasta cierto punto confiable, de evaluar las consecuencias OBJETIVAS
a mediano y largo plazo, que acarrean los actos y omisiones de los “activos”.
Aquí es donde el enfoque científico-social adquiere toda su
importancia práctica, siendo de elemental sentido común incorporarlo sea al
proyecto mismo -en caso de estar pensando incorporarse a él- como, desde el bando
contario, a su CRÍTICA, algo que no se logra con la simple intuición, ni
siquiera la de los periodistas más escépticos, sagaces o curtidos. Requiere de
una muy desarrollada capacidad de abstracción que permita ir más allá de lo
simplemente dado o existente, la “schlechte Unmittelbarkeit” –“mala inmediatez”-
de Hegel y relacionarlo con referentes más lejanos que los enmarquen
adecuadamente.
Una vez garantizada esta condición, lo siguiente es empezar
a hacer uso de lo que ya se sabe académicamente al respecto y tratar de extraer
conclusiones relevantes o cuando menos formular preguntas más significativas acerca
de la situación actual. Ciertamente suena complicado y tal vez hasta
desalentador plantearlo así, pero en la medida que adelantemos en el proceso,
más claras nos irán resultando las cosas y habrá valido el esfuerzo.
De otro modo nos “dormiremos en nuestros laureles” y, una
vez más, la Historia pasará de largo, sin que podamos hacer nada para cambiarla
a pesar de haberle "echado todas las ganas", confiando en que un Alguien
providencialmente nos estaba guiando, pues lo que no hagamos CONSCIENTEMENTE nosotros por
nosotros mismos, nadie lo hará si no es que en su PROPIO BENEFICIO y al final en DETRIMENTO NUESTRO.
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Imagen: rolandoastarita.blog