jueves, 12 de octubre de 2017

Cráneos Grandes, Mentes Pequeñas



Un ejercicio que despierta gran entusiasmo y de alcance mundial, es el que realizan una considerable cantidad de hombres que dirigen sus sudores a humillar, agredir y considerar a las mujeres incapaces para dedicarse a tareas intelectuales importantes. En muchas sociedades, el trato a las mujeres es francamente de una pobreza conceptual patética-Talibanes por ejemplo. En el mundo musulmán la ley misma está saturada de mandamientos a todas luces humillantes para las mujeres, claro, desde el punto de vista occidental donde también, pese a leyes más igualitarias, el trato cotidiano no se diferencia mucho en una u otra cultura.


craneosMusulmanes y católicos, separados por muchas diferencias culturales, se hermanan en fundamentarse en principios completamente misóginos. En efecto, las mujeres ocupan un segundo plano gris y turbio, al igual que en el mundo del trabajo o simplemente en la vida social, casi siempre relegadas al papel de simples espectadoras o convertidas en objetos de contemplación y deseo.

Si bien en muchos pueblos africanos o musulmanes actuales, la vejación a las mujeres es una constante, en occidente, decimos, también es inadmisible el trato vejatorio, discriminatorio y ofensivo. Durante el medioevo llegó a considerarse a las mujeres como seres inferiores, impuros, llenos de pecado y maldad, relegadas casi al nivel de animales domésticos, seres incapaces de compartir la obra divina. Estas ideas permearon la cultura occidental y han llegado incluso a nuestros días. Muy reciente en la historia, a mediados del siglo XIX en Francia- considerada a sí misma como uno de los faros de la civilización-bajo el velo del positivismo, los antropólogos trataban de medir con certidumbre científica la inferioridad de las mujeres. La antropometría-medición de las características físicas humanas- dominaba las nacientes ciencias sociales y humanas, durante buena parte del siglo XIX hasta la llegada de las pruebas de inteligencia, también muy discutibles. Las mediciones craneales se utilizaron para remarcar las supuestas diferencias entre razas y sexos. Hoy sabemos que las tales "razas humanas" no existen, hay una única, pero en aquellos años se creía, a pie juntillas, que los cráneos mayores tenían incuestionablemente mayor capacidad intelectual.

Bajo este criterio, Paul Broca, profesor de cirugía clínica de la Facultad de Medicina de la Sorbona, desarrolló un obsesivo y meticuloso trabajo de medición de cientos de cráneos provenientes de todos los rincones de la Tierra, favorecido el macabro tráfico, por los intereses coloniales franceses. De las mediciones de Broca se desprendía que, debido al aparente menor tamaño craneal femenino: "Les gustara o no, eran inferiores intelectualmente a los hombres". Curiosamente, entre los alumnos de Broca se levantaron voces disidentes. Louis Manouvrier, manifestó que "Estos números que caían sobre las mujeres acompañados de comentarios y sarcasmos feroces, incluso más feroces que algunas imprecaciones misóginas de ciertos padres de la Iglesia. Los teólogos se habían preguntado si las mujeres tenían alma. Varios siglos después, algunos científicos estaban dispuestos negarles a las mujeres una inteligencia humana" Manouvrier no tuvo mucho éxito, su voz fue acallada por el entusiasta reconocimiento de las conclusiones de Broca.

En 1879, el psicólogo social, Gustave le Bon, un misógino miembro distinguido del grupo de Broca, publicó un opúsculo impresionante donde afirmaba que: "...en las razas más inteligentes, como entre los parisienses, existe un gran número de mujeres cuyos cerebros son de un tamaño más próximo al de los gorilas que al de los cerebros más desarrollados de los varones. Todos los que han estudiado la inteligencia de las mujeres, al igual que los poetas y novelistas, reconocen que ellas representan las formas más inferiores de la evolución humana y que están más próximas a los niños y los salvajes que al hombre adulto civilizado..." Estos conceptos infamantes, falsos e ignorantes han sobrevivido y son empleados con éxito por muchos obtusos patéticos que continúan con la idea que las mujeres son inferiores o tontas. Sólo a través de la educación rigurosa, se logrará algún día que los bobalicones acepten la plena igualdad intelectual y moral de las mujeres y que, estas, además, decidan sobre su cuerpo y su futuro personal con el absoluto respeto de todos.

Baste recordar a Hildegarda von Bingen o Hypathia de Alejandria para sorprendernos de la inteligencia femenina. Nos despedimos con: Wyslawa Szymborska: "Soporta tú, misterio del ser, que no haga más que deshilvanar tu solemne velo..."

Imagen: italysite.info
alejandro rivera perezAlejandro Rivera Domínguez (kosmospuebla@yahoo.com) es director de la Estación de Satélites Kosmos Puebla.

Publicado originalmente en Saber Sin Fin el 07 de marzo de 2015