El soplo de Euterpe
…Dioses del Tártaro…¡Devuélvanme a Euridice…!
La suavidad de la
tenue lluvia enmarcaba la fría llegada de la noche. El oleaje agónico y
gorgojeante golpeaba las guardas de las calles venecianas, mientras los
góndolas con sus farolas bamboleantes esperaban sitio para que sus engalanados
pasajeros desembarcaran. El rancio y untuoso olor de las acuosas calles se
elevaba como sello característico de la gran Venecia. Los terciopelos y sedas
daban color a la gris tarde, telas venidas de Utrech, sedas de oriente,
bordados de Brabante, esmeraldas y diamantes brillaban por doquier, era un gran
atardecer digno de la rica República veneciana. Pronto comenzaría la primera
función de ópera de pago de la historia.
La expectación se levantaba por
momentos y no sin gritos y empujones, la concurrencia ingresaba a la parroquia
de san Casiano ya abarrotada de público. Al final del invierno aun soplaban los vientos
del norte, no obstante, el ambiente era alegre y cordial .Corría el día del
Señor del seis de marzo de 1637 y si bien se trataba de la primera
representación pagada, el arte de la ópera tenía un largo cordón umbilical que
comenzaba con el venerable teatro griego y el cristianismo medieval.
Un viajero inglés,
John Evelyn, asistente a una de estas representaciones dejó escrita su
experiencia: “Corría el año de 1643, una
noche, el embajador de su majestad, habiendo reservado antes nuestros asientos, fuimos a la ópera
donde se representaba con música recitativa comedias y otras obras teatrales
por los más excelentes músicos vocales e instrumentales, con diversas escenas
pintadas y montadas con no menos arte de perspectiva y máquinas para volar en
el aire, y otros magníficos artilugios. Tomado en su conjunto constituye una de
las más suntuosas y caras diversiones que el ingenio humano pueda inventar”.
La fecha de 1637
acaso tiene un pálido valor referencial. Atrás de aquella fecha se encuentran
siglos de evolución musical. Bajo la inercia poderosa del Renacimiento, el mundo
griego y latino aun tenían vigorosa presencia en Europa. Para los griegos el
drama constituía una experiencia religiosa
que actuaba con poderoso influjo en muchas obras importantes pictóricas,
literarias musicales y extendió su presencia
en los siglos posteriores. Mucho antes, la Iglesia medieval, anclada a la
Escritura, no desestimaba cualesquiera recurso para difundir el mensaje
cristiano, incluso en México se intentó el teatro y las pastorelas, para
convencer a los oriundos ágrafos y analfabetas con el mensaje del cristianismo.
Estas obras
litúrgicas, acompañadas de propaganda religiosa, se conocen desde el siglo X. Una obra fundamental que contribuye a la
afirmación que muchas obras ya contenían los elementos básicos de la ópera, son
claros en un manuscrito francés que proviene de Saint Benoit-sur-Loire. Este manuscrito contiene al menos diez
obras con fines evangélicos con música e
indicaciones sobre decorados y vestuario.
Paulatinamente estas
obras de inspiración litúrgica, evolucionaron a formas más complejas que
alcanzaron gran aceptación en el transcurso de los siglos XIII y XIV. Estas obras se representaron con
variantes por toda Europa, especialmente en Italia en donde eran conocidas como
Sacre Repesentazzioni. El estudio actual es importante por su propio valor
artístico y por la senda que condujo al oratorio y después a la ópera como tal.
Paralela a las obras
de aire litúrgico, se representaban las mascaradas, con contenidos profanos en
las cuales la danza ocupaba un preponderante lugar. Los textos no poseían gran
coherencia, sin embargo, eran muy populares en los diferentes pueblos donde
músicos y danzantes trashumantes las presentaban.
Por su parte, otra
componente de acción dramática eran las pastorales, menos complejas y solo
habladas en las cuales aparecían ninfas, pastores y deidades en una puro
ambiente bucólico. Pronto apareció el intermezzi, es decir, pequeños
intermedios durante los cuales se representaba alguna pieza dramática y algunas
partes cantadas y levantar el ánimo del público. Estos intermezzi eran
acompañados de madrigales, canciones entonadas por varios cantantes que
combinaban las voces. Al final del siglo XIV, el intermezzi había alcanzado una
real independencia del resto de la obra. La acción descansaba en mimos que
daban vida a farsas, bromas o acciones sentimentales la mayoría improvisadas.
Los textos
principales provenían de poemas a los cuales se acompañaba con música popular. Así
se unió a la riqueza representativa, la venerable comedia madrigalesca. Una de
las pocas obras de esta índole, data de 1282 y se conoce bajo el título en
francés antiguo de Li Giens de Robin et
de Marion. Obra que contiene
primitivos madrigales y acción actuada pero desligada una de otra.
Estas formas, aun no
eran ópera en stricto sensu, la
música no era un elemento inherente a la acción dramática. Estudios y evolución musical e instrumental
darían siglos después casa y cobijo al gran arte operístico. Paulatinamente, los
vientos refrescantes del Renacimiento, comenzaron a modelar el sentido de la
vida. El mundo griego se elevó a modelo ideal de la búsqueda del hombre nuevo,
el hombre que trataba de encontrarse a si mismo bajo el reconocimiento de su
propia naturaleza. El teatro tomó como
ideal la tragedia griega en la cual, el coro entona pequeñas melodías.
En 1456,
Constantinopla, la capital luz del cristianismo de Oriente, cayó bajo el
dominio turco. Los caminos se cerraron y lentamente comenzaron a conocerse
obras fundamentales de filósofos y dramaturgos griegos antes desconocidos. La Poética de Aristóteles llegó a Florencia
en 1498 y de inmediato impactó las mentes de filósofos y teólogos
occidentales. Para aquellos pensadores,
quedó claro que el gran Aristóteles creía que el arte imita la naturaleza y así
se desarrolló un nuevo orden estético.
Bajo estas ideas, el nacimiento de la ópera fue bautizada por estudios
profundos que intentaban reconstruir el teatro griego.
Los primeros estudios
teóricos fueron realizados por aficionados que se reunían para debatir,
aprender griego, experimentar e incluso representar obras griegas. Este grupo de poetas, músicos y otros
artistas se reunía en Florencia y se les conocía como La Camerata. Este notable
grupo comenzó a reunirse periódicamente hacia 1580 en el palacio de Giovanni di Bardi. Uno de
los más notables miembros era Vincenzo Galilei, padre del célebre físico. Galilei estudió profundamente las formas del
madrigal, al tiempo que sus críticos comentarios se dirigían a dilucidar la
superposición de voces y el énfasis que se recargaba en algunas palabras.
Galilei pensaba que la música se disfruta pero el canto es ininteligible. Hay
música pero no hay idea clara.
La Camerata propuso voces que dijeran poesía con una
entonación musical. A esta forma, La
Camerata la denominaba nuove musiche.
Galilei, para ejemplificar sus estudios, adoptó versos de La Divina Comedia, el
siguiente paso consistía en elaborar la acción teatral adaptado a la nuove musiche, el dramma o per música.
Continuará
Para esta semana:
1.-Claudio
Monteverdi: Cruda Amarilli. Madrigal a cinco voces.
2.-Vincenzo Galilei: Contrapunto primo e
secondo 1584. Interpretan Therry
Meunier y Jean-Marie Poirer. 2009.
3.-Vincenzo Galilei: The well tempered Lute. Zak Ozmo
laud. Hyperion Records. 2014.
Alejandro Rivera Domínguez, miembro de la Asociación de Estudios del Pleistoceno.