lunes, 27 de noviembre de 2017

Las antiguas prótesis japonesas de madera.


Cuando el budismo fue introducido en Japón en el siglo VI, vino acompañada de una variedad de nuevas artes y técnicas. Hacia el siglo VIII los japoneses dominaban el arte de tallar imágenes de Budas en madera y es posible que las primeras prótesis de madera fueran hechas en ese tiempo.

 Sin duda los aspectos técnicos de la manufactura de prótesis se hallaban perfeccionados a comienzos del periodo Tokugawa. En su clásico trabajo del año 1728 el gran dentista occidental Pierre Fauchard describe dos prótesis completas superiores diseñadas por él, que dependían para su retención únicamente por la presión de la atmosfera. El significado cabal de su gran descubrimiento, al parecer, se le escapo, pues siguió aconsejando el uso de muelles en la construcción de dentaduras. Sin embargo, los japoneses construían prótesis completas superiores e inferiores sujetadas simplemente por adhesión y presión atmosférica 200 años atrás. El hecho de que estas dentaduras estuvieran hechas de madera resulta también  muy interesante. Se han encontrado más de 120 dentaduras completas de madera que datan a principios del siglo XVI a mediados del XIX.
Las prótesis japonesas antiguas se tallaban con un único trozo de madera, normalmente de árboles con aroma dulce como el boj, cerezo o albaricoquero. Se hacía un molde con cera de abeja del maxilar desdentado y con él se tallaba un modelo generalmente de madera. A continuación se tallaba la dentadura siguiendo aproximadamente este modelo. Entonces se pintaba el interior de la boca del paciente  con un pigmento bermellón o tinta india y, a base de ir grabando los puntos prominentes, se tallaba la dentadura ajustándola a la parte inferior de la boca, este procedimiento no se diferencia mucho del método occidental posterior en el tiempo de modelar y ajustar dentaduras con base de marfil a la boca, la base se extendía hasta el pliegue mucobucal para aumentar la retención y se gravaban en la superficie las irregularidades aristas del paladar duro.
Los dientes artificiales se hacían de esquirlas de mármol o huesos de animales tallados a la medida, y a veces se usaban también dientes humanos naturales. En lugar de muelas posteriores se clavaban en la base de madera clavos de cobre y hierro para aumentar la eficacia de la masticación. Si los clientes así lo pedían, los bordes y sus dientes se pintaban de negro para indicar la condición matrimonial de la mujer que la llevaba, finalmente, la prótesis se recubría en su totalidad de laca, para hacerla resistente a la acción de la saliva.
 La prótesis japonesa superior más antigua que se conoce perteneció a una sacerdotisa budista, Nakaoka Tei, conocida familiarmente como Hotokeime, o dama del Buda, que fundo el templo de Ganjo – Ji, en Wakamaya hacia 1500. Entre sus objetos personales que se encuentran en su templo, hay un espejo, una piedra de tinta, un abanico, una campana, algunas reliquias y la prótesis, de la cual se dice fue hecha por la misma sacerdotisa. Restos de óxido de hierro indican que otro tiempo estuvo pintada de hierro.

Bibliografía:
El lejano oriente: Japón, pagina 96. Historia de la Odontología Ilustrada, Malvin E. Ring. Mosby/Dyma libros.