Los abuelos nos han advertido que “el hilo se rompe por lo más delgado" y es fácil adivinar a que se refiere este riesgo, porque es en lo cotidiano donde empieza a resentirse la aparición de los problemas económicos.
Hoy como ayer vamos haciendo la Historia, y es que los asuntos emocionales se pueden sobrellevar mejor cuando la economía individual y hasta familiar se sustenta en un medio favorecedor.
Digo esto al referirme a la década de los 30 donde la depresión hizo cambios importantes en todos los ámbitos, no solo económicos sino culturales. La gran depresión, la crisis bursátil marco los años 30 y al sistema capitalista internacional.
La solución será siempre a largo plazo, y en ese aplazamiento, la cultura nos dice que en cualquier sistema las puertas se cierran en automático y la puerta de emergencia, esa, la olvidada, la de atrás, tiene el don de sobrevivir de forma autónoma.
Aún en el desalojo, en la calle, donde lo urbano levanta su casa: la cultura con sus distintos y múltiples abrevaderos y atajos puede abrigar y ayudar a un muerto en el desierto.
La acústica se propaga por el cielo y la música se prolonga sin tiempo.
En medio de los utensilios que han perdido su lugar en la repisa y mientras los desempleados hacen largas filas esperando algo de comer, el Swing se escucha y consuela. Son los años 30, los de la gran depresión.
El llanto encuentra en las comisuras un nuevo cauce.
El baile se antoja al escuchar los acordes de la guitarra y el violín, que apresuran el ritmo cuando la batería se hermana con el instrumento de viento.
El Swing hace de la incertidumbre un mejor lugar para vivir.
Swing 4 Chats jazz manouche irrumpe y nos hace recordar que en tiempos posibles, la depresión nos hace adueñarnos de lugares sin límite.
El reloj es el mismo que marca nuestra hora y el Swing devuelve su juventud al transeúnte que recuerda su niñez donde las grandes Bandas continuaban la labor del Swing.
Que si no es lo nuevo, si llama la atención de los jóvenes que van en constante cambio, y que, quizás encuentren (si es que buscan) que el Swing puede instalarse en el caos cotidiano.
“Pídele al tiempo que vuelva” a un amor imposible que se consigue en el sueño de lo posible, y en ese tenor soñemos que un nostálgico ritmo nos salva en medio de tanta incertidumbre.
Django Reinhardt deja su legado en la década de los 30 con el jazz manouche primera fusión del jazz fuera de los EE.UU partiendo de su origen gitano fusionándola con el Swing.
Swing 4 Chats Jazz Manouche llega a intervenir en los espacios urbanos con su propuesta cargada de nostalgia, llena de ritmo, con una proximidad magnética que nos hace sentir que cruzamos no solo las calles, sino puentes de melancolía.
La presencia de Swing 4 chats Manouche amplia y enriquece nuestros ámbitos.
La melancolía es la vena de la memoria puesta a sentir, y es Swing 4 Chats Jazz Manouche, nombre de la agrupación de estos grandes músicos, quienes la ponen a funcionar, ellos rescatan los acordes de la música que acompaño al soldado en la guerra, al que anhelante soñaba en bailar con la novia distante.
Las calles son para el que deambula y se busca la vida, ese es su principio y fin, es el lugar del desbordamiento del hombre, y es ahí donde también se encuentra a la deriva, donde pone a prueba sus intensidades.
La experiencia se intensifica en las calles, pero esos espacios son vistos y el artista es excluido y se le llama farsante, porque esa farsa abre sentidos y puede apagar sonidos alienantes.
Imagen:facebook.com/swing4chats
