Manolo Ureña “El Indultado”
(Matador de toros)
Hacia el año de 1535 se organizaban festejos taurinos donde se lanceaban toros a caballo en las talanqueras o plazas de toros que se construían en lo que hoy es el zócalo.
A partir de 1536 los festejos se conmemoraban el 29 de septiembre en honor a San Miguel, los naturales se encargaban de las garrochas para las suertes de lancear los toros, además se nombraba a un regidor para dar la colación a damas, gobernantes y al cabildo eclesiástico.
Por esa época uno de los conquistadores –Hernando de Villanueva- convertido en aventurero como muchos españoles que no obtuvieron tierras y que se dedicaban a vagar por todos lados, se le ocurre tomar parte en un festejo de toros donde sufre un grave percance cuando un toro lo coge con todo y su caballo, éste se encomienda a la virgen para que lo salve, sale ileso del trance, gracias a ese “milagro” ofrece en acción de gracias construir una ermita que en la actualidad se le conoce como el Templo de nuestra Señora del Carmen que en aquella época quedaba a orillas de la ciudad.
En ese entonces en las Plazuelas conocidas como El Carmen, San José, Santiago, San Pablo y en algunas otras se construían plazas de toros para organizar festejos taurinos.
El nacimiento de un hijo del rey de España o cualquier acontecimiento de la realeza e incluso la canonización de un santo español era motivo para hacer festejos taurinos.
Cuando a mediados del siglo XVIII la nobleza española y la aristocracia mexicana dejan de organizar los festejos ya existían cuadrillas de toreros profesionales que recorrían todo el país toreando a pie.
En Puebla quedó muy arraigada la fiesta brava por lo que se construye la primera plaza de toros fija llamada “El Paseo” por estar frente al paseo, actualmente Paseo Bravo, en la calle 11 sur entre 3 y 5 poniente, tiempo después se construyó la plaza de toros “San Jerónimo”, donde actualmente se encuentra la Clínica 2 del Seguro Social.
Al finalizar el año de 1880 se levantó la Plaza “San Francisco”, actualmente Centro de Convenciones, también se le conoció como la “Fuente de los Pescaditos”.
En 1907 se edificó otra Plaza de Toros “La Colonia”, frente al lado sur del Paseo Bravo la actual 11 Poniente y en 1936 comienzan las obras del inolvidable “Toreo de Puebla”, el 27 de noviembre del mismo año, se inaugura con un gran cartel: Alberto Balderas, el torero de México y Jesús Solórzano el rey del temple, los toros de “San Mateo”. Se llevaron a cabo varias temporadas con mucho éxito.
Volviendo a la plaza de Toros “El Paseo” en 1841, un 13 de abril, se dio la primera alternativa de matador de toros al ídolo y torero mexicano Don Ponciano Díaz, dicha alternativa la otorgó un gran torero español Bernardo Gabiño, al cual lo mató un toro de nombre “Chicharrón” de la ganadería de “Ayala” en el Pueblo de Texcoco.
En ese entonces el gobierno del estado de Puebla mandó al Sr. Don Joaquín Camacho a la Habana Cuba para contratar al diestro español Don Luis Mazantini, en exclusiva para tres corridas, siendo todo un éxito.
Un hecho muy lamentable, es el fallecimiento de un gran banderillero español Juan Romero “Saleri” al realizar la suerte del “Salto de Garrocha”, cogido por un toro, la consecuencia su muerte.
También se escribieron hazañas históricas de los toreros, entre otros las primeras figuras: Don Luis Mazantini, Reverte Mexicano, el maestro del toreo el español Saturnino Frutos “Ojitos”, quien después de recorrer varias partes de México con su cuadrilla “Juvenil Mexicana”, se radica en esta ciudad, se disuelve la cuadrilla y solamente Rodolfo Gaona permanece al lado de su maestro “Ojitos”, se les unen otros dos toreros, el poblano Manuel Calderón y el tlaxcalteca Arturo Ortega “El Marinero”; y ya que hablamos del gran torero Don Rodolfo Gaona –figura en México y en España- diremos que la cornada más grave que vivió en su vida como torero, la sufrió en Puebla, quedando registrado en la historia este suceso, por un toro de la “Trasquila”.
En 1907 en la Plaza de Toros “El Paseo” un toro de la ganadería de “Nopalapan” mató al también banderillero español José Vargas “Noteveas”, otro hecho sucedido a este misma Plaza es que fue quemada por 3 tardes, malos toreros y malos toros.
Fueron muchos anécdotas y acontecimientos de orden taurino lo que vivió la ciudad de Puebla, en todos estos años por tales motivos es histórica taurinamente hablando.
Se recuerda mucho entre los taurinos de Puebla las tres presentaciones del “monstruo de Córdoba” Manuel Rodríguez “Manolete” y años después del también torero español Manuel BENÍTEZ “El Cordobés”.
No pueden faltar en esta semblanza taurina de Puebla, los nombres de los mejores toreros poblanos, por orden de antigüedad: Felipe González “El Talismán Poblano”, el maestro Joselito Huerta, Víctor Huerta, Antonio Campos “El Imposible”, Ángel García “El Chaval”, Marco Antonio Camacho, Rubén Arroyo y Alejandro Ferrer. También fue Puebla en un tiempo cantera de buenos novilleros que impactaron fuertemente.
En el fatídico 1974 fue demolido el “Toreo de Puebla” causando un fuerte golpe moral a esta bella ciudad, a su tradición taurina de más de 3 siglos, y a los aficionados a la más bella de todas las fiestas que por muchos, muchos años gozaron del mejor espectáculo del mundo, la inigualable Fiesta Brava.
Quién sabe hasta cuándo haya un auténtico taurino en esta “placita de foros” (porque lo es). Puebla se merece un real coso taurino y un empresario cabal. Esta bella Ciudad puede volver a ser taurina por excelencia.
Manolo Ureña “El Indultado”