miércoles, 18 de octubre de 2017

El Último Grito De Hidalgo



 De pie, blanco, con un moratón enorme en un ojo, con apariencia desgastada, cansada, pero a la vez con los ojos echando llamas, grita:
¡VIVA LA RELIGIÓN. VIVA NUESTRA MADRE SANTÍSIMA DE GUADALUPE. 
VIVA FERNANDO VII. Y MUERA EL MAL GOBIERNO!



Ironías del destino, con los mismos vivas a Fernando VII, rey de España, que dicen que grité el 16 de septiembre de 1810, ahora me gritan a mí:


¡VIVA FERNANDO VII, MUERAN LOS TRAIDORES!


¿Traidor yo? (risa amarga y bronca), ¿traidor yo? yo que en aquel momento, pendejo de mí, quería luchar para que Fernando VII volviera a reinar tanto España como la Nueva España. Dice el refrán, más vale lo malo conocido… (y vuelve a reír), pero yo quería dar mi vida contra Napoleón, yo no quería un nuevo yugo. ¿Traidor yo? pinches gachupines, lo confunden todo.


Gachupines.


¡VIVA LA AMÉRICA, VIVA FERNANDO VII, VIVA LA RELIGIÓN Y MUERAN LOS GACHUPINES!


También dicen que ése fue parte de mi grito (risas). Los gachupines (y vuelve a reír, esta vez de verdad). No, no creo que yo dijera: Mueran los gachupines. Dios sabe que es pecado odiar y que yo he pecado muchas veces. Pero Dios es todo misericordia y, también sabe, que lo que yo verdaderamente odio es la injusticia, la explotación, la tortura, la violación.


No, no deseo la muerte de nadie, aunque a veces es inevitable. Demasiada sangre corre ya por mis manos para querer más. No quería matar a los gachupines, solo independizarme de ellos, ya no podía soportar tanto abuso, ya no. Yo no pude poner la otra mejilla. Hay momentos en la vida que un hombre, sea religioso o campesino, indio o criollo, tiene que levantarse o morir.


Morir, apenas me quedan unas pocas horas de vida. ¬¬Ha merecido la pena. Morir por un ideal. Pero de qué me puedo arrepentir, miles de hombres me siguieron para luchar por su libertad, que más gloria puedo pedir.


La gloria de que claven mi cabeza en una estaca (vuelve a reír, su risa pasa por mil emociones: de la tristeza a la amargura, de la amargura a la locura).


Pero mi cabeza seguirá viva, les mirará y hará crecer la indignación, ningún artesano, ningún campesino, ningún bien nacido en la Nueva España podrá pasar sin mirarme. Y mis ojos dirán:


Levántense, levántense, tienen derecho, tienen derechos. Es mejor morir por la libertad que vivir esclavo. Levántense, levántense… (su voz se pierde en un murmullo que no se sabe si es risa o llanto)


Y SÍ, LO HARÁN, SÉ QUE LO HARÁN, SÉ QUE NUEVA ESPAÑA SERÁ SOBERANA, INDEPENDIENTE, LIBRE. TODA ESTA SANGRE DERRAMADA VALDRÁ LA PENA, TODA ESTA SANGRE HARÁ CRECER UNA NACIÓN FUERTE Y BRAVA. Y QUIÉN SABE SI PASADOS LOS AÑOS, PASADOS LOS RENCORES, PODAMOS MIRARNOS TODOS, GACHUPINES, INDIOS Y CRIOLLOS COMO IGUALES E, INCLUSO, COMO AMIGOS.


(Y vuelve a reír, pero esta vez su risa es libre, feliz, plena, eterna, es la risa de los que lo van a perder todo y, a la vez, lo han ganado)


Ya pasó



MUERA EL MAL GOBIERNO



Sí, creo que eso fue lo que grité, pero quién se podría acordar de lo que dice en el momento más dramático, más intenso y, a la vez, más duro de su vida.



Delitos de infidencia


De aquella azarosa batalla de Puente de Calderón a las norias de Acatita de Baján, en el norte, sólo queda el recuerdo de la aprehensión de los caudillos el 21 de marzo de 1811 por el teniente coronel Ignacio Elizondo. «Los presos fueron conducidos a Monclova, y a su entrada se hizo una salva de artillería [...] saludándolos el pueblo [a Elizondo y su tropa] con las aclamaciones de viva Fernando VII, mueran los traidores, y pidiendo a gritos sus cabezas



En la mañana del 30 de julio de 1811, Miguel Hidalgo fue fusilado y su cabeza fue exhibida junto a otros integrantes de su movimiento, entre los que se encontraba también Allende.


DAVID_DE_LA_OLIVADavid de la Oliva (culturasinclusivas@hotmail.com)  es Doctor en Psicopedagogía por la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente, trabaja como docente investigador en la Facultad de Psicología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.