Casio Lara Gazdam nace en el escenario de Puebla para representar los mil y un personajes emanados de la pluma de escritores universales.
Su voz crece en el teatro, haciendo que la carcajada y el llanto actoral abriguen todos los estados del alma, ambigüedad de espíritus elegidos en el casting de Dios.
Situémonos en los años setentas, en las calles antiguas de Puebla y en los escombros de una sociedad que se cierra con aldabas ennegrecidas por el desuso.
Casio se sabe; se siente actor, busca la brújula para darle paso al arlequín que lo mueve.
LA ESCUELA DE ARTE TEATRAL DE PUEBLA, dirigida por la maestra Olga Ibáñez abre sus puertas al incipiente actor. Años más tarde; tras sus empeños, la figura de Casio se engrandece en las calles y los teatros, el actor se estiliza abriendo cause a los sentimientos, claros, tenues y oscuros de los espectadores.
Vestido a la usanza española del siglo XVI y representando al correo en una de las obras de Cervantes, inicia sus actuaciones en el primer Festival Cervantino en Guanajuato.
Pasan los años y completa la carrera de Leyes, actuación que domina para poder realizar el placer de su vida, el teatro, convirtiéndose así en un investigador del alma y la sociedad, cosa que logra en la Escuela de Antropología e Historia.
Abogado, notario y actuario, antropólogo y ante todo actor, Casio Lara Gazdam forma parte de uno de los movimientos teatrales más importantes de los años setentas y principios de los noventas, privilegio que paga a la vida con incondicional entrega.
“LAS CRIADAS” de JEAN GENET es en los teatros, sueños de quienes pisan las tablas de los escenarios, realidad de los grandes como CASIO LARA GAZDAM.
Como maestro de los alumnos de la preparatoria “Lázaro Cárdenas” en el taller de teatro de la Universidad Autónoma de Puebla, presta su belleza para lograr los cuentos infantiles.
Misógino en “EL RASTRO”, odió a la mujer que lo alejó de su madre. ADRIAN BARAJAS levantó el puñal que mató su propia imagen. Casio crispó las manos y desgastó los dientes, dejó su sangre vertida en la historia escrita por otra gran poblana ELENA GARRO.
EL TEATRO PRINCIPAL fue su casa; tras bambalinas el vestuario del grupo Salvador Novo, miembros de la OTIM (Organización de Teatro Independiente de México). En él dio vida a la obra de Hugo Argüelles “EL TEJEDOR DE MILAGROS”, reflejo de un México ignorante. Casio logra la risa del espectador, parte esencial de la tragicomedia, en el papel del grotesco hombre de la ley en un pueblo que reacciona a coro ante su pobreza e ignorancia.
Como habitante del PRINCIPAL cambia las escenografías y viaja en el tiempo. “MEDEA” aparece con el carromato; sus hijos y Casio en el papel de la nodriza, simbra las tablas con el grito angustioso del que ve su fin anunciado.
Con una trayectoria que sobrepasa diez años de actividad en la ciudad de Puebla, el grupo SALVADOR NOVO ha puesto en escena, entre otras: “Histeria de la Poesía Mexicana”, “Divertimento poblano” y “Mexicanerías”, invitado en el año de 1991 a la IV MUESTRA DE TEATRO INDEPENDIENTE “OTIM”, participa con su montaje de “MEDEA” de Jean Anohuil.
Es en ese mismo año que su trabajo actoral es reconocido con el premio de la “OTIM” al mejor actor de Puebla con “EL MONJE”.
Ambrosio, el hombre santo, el ángel alado, “EL MONJE”, novela gótica escrita por Matthew Gregory Lewis en 1796 con adaptación de JUAN TOVAR.
“EL MONJE” reúne las aristas de la actuación, Casio penetra a la casa de los locos con el secreto vivificador del fuego, irresistible ley de su fortaleza y debilidad.
AMBROSIO:
-No vine a traer la paz al mundo, no traigo la paz sino la espada. Vine a poner al hermano contra el hermano, al amigo contra el amigo, pues a cualquiera que ame a otro más que a mí, no es digno de mí…
-El ojo es lámpara del cuerpo, cuando tu ojo fuere bueno, también tu cuerpo tendrá luz, pero cuando fuere malo, también tu cuerpo estará en tinieblas…
-Si nadie te ayuda a hundirte, sólo te vas a ahogar entre dos aguas.(1)
Virtuosa de la palabra, Guadalupe Amor habla con labios superpuestos, los de Casio Lara Gazdam:
Desde niña quise hallar algo perdurable-
Dios como un relámpago, me ha iluminado en algunos instantes. Deseos de reinos mágicos.
Era tanta mi ansiedad que solía lanzarme a las calles, con la mirada interrogante, creyendo que de pronto iba a encontrar una respuesta a mis angustias, en la gente, en los árboles, en el cielo.
Desde el momento en que empecé a tener conciencia de las cosas; cuando descubrí la existencia de la muerte y, junto a ella, el final de mi imagen, de mis sensaciones, de mis apetitos y de mis pensamientos, Dios fue mi máxima inquietud. Lo busqué primero como quien busca a un ser humano, me hubiese gustado hablar con él, como jamás pude hacerlo con mis padres, con mis hermanos ni con mis amigos.
Más tarde busqué su cielo, olvidándome de su presencia. Después, fue su ausencia la que me inquietó.
Si, por mera comodidad, deseé fervientemente que no existiese. Tal vez en esos momentos de oquedad y vacio cavé su cimiento.(2)
“DECIMAS A DIOS”; la adaptación para teatro sería el próximo proyecto del artista.
Dios, invención admirable,
hecha de ansiedad humana
y de esencia tan arcana,
que se vuelve impenetrable.
Me sirves de baluarte,
de asilo de mis temores,
de centro de mis amores,
y a ti ¿qué puedo yo darte?
Egoístamente amarte;
pedirte que seas verdad,
que comprendas mi maldad;
que mi ser tenga sentido,
y que mi último latido
haga eco en la eternidad.(3)
En la cama que lo llevó al sueño eterno, adjetivaba con cada estertor a Dios.
Casio Lara Gazdam deja en sus lienzos mundos y significantes. Sus dedos formaron surcos en masas negras, a la manera italiana “carta pesta“, su espátula despega máscaras de obsesiones.
El tiempo de Casio Lara Gazdam es fuego y se extingue, el artista clava en las paredes hilos donde penden máscaras y sobre el escritorio los hoyuelos de sus codos, noches acabadas contra el infortunio, hojas destiladas por el insomnio, poemas sin dar a luz:
CARA A CARA
Destruir,
destruir lo devastado,
hasta no dejar ni un átomo de vida,
para ofender eternas tiranias
que me arrancan, injustas, de mi estado.
Frente al sol y contra el mundo,
para amar tan sólo lo que queda.
Frente a todo y sin piedad,
demoler la vida toda entera,
dedicar a la muerte
un último poema,
y vivir, vivir
sin límite ni tregua
desde el fondo, al sol y en el espacio.
CASIO LARA GAZDAM
“EN VIDA”
CASIO LARA GAZDAM
Por: LETICIA DIAZ GAMA
El artista yace desnudo sobre sábanas blancas
el ojo se extingue
vomita delira se ahoga
pus invade los huecos
el espacio se cierra
crisol fuego interno
revolotea el pájaro negro
dos fuerzas canjean la carne
un tercero hurta el alma desvanece transmuta
el camino cenagoso perdió misterio
día dos hora once
hálito de luz
las ánimas despojan la carne.
(1) Fragmento "El Monje", de Matthew G. Lewis.
(2) Prólogo "Antología Poética" Guadalupe Amor, 1956.
(3) Fragmento "Décimas a Dios", Antología Poética, Guadalupe Amor, 1956.
Leticia Díaz Gama. Poeta poblana.