- La Historia Jamás Contada -
Hará poco más de un mes que, documentándome rutinariamente sobre Ocultismo, especialmente en sus desarrollos contemporáneos, encontré
un interesantísimo resumen sobre las “Religiones de la Nueva Era”. Apasionante
como es el tema, lo que más atrajo mi atención fue sin embargo la “línea del tiempo”,
esto es, la época de la Historia reciente en que esta particular concepción de
la espiritualidad encontró eco entre las clases urbanas media y media-alta.
Resulta que coincide exactamente con la famosa “ruptura
generacional” de mediados de los ’60 y principios de los ’70, cuando la
generación joven de entonces sometió a una crítica radical muchas de las
concepciones tenidas por sacrosantas en las anteriores.
En particular la de seguir doctrinas, dogmas o líderes
absolutos en aspectos que, considerados con detenimiento, son de incumbencia
estrictamente personal, como el de lo TRASCENDENTE en cualquiera de sus
aproximaciones, para escándalo no sólo de los beneficiarios directos del statu
quo -gobernantes e Instituciones y ministros religiosos-, sino también de mucha
gente de buena fe, pero que jamás se había cuestionado su fidelidad a éstos.
Algo que se me quedó muy grabado de esos primeros años ’70 fue la
despiadada persecución y humillación de los hippies por parte de los soldados, un tanto incomprensible debido a que aquéllos eran apolíticos por
convicción, metidos en su búsqueda interior más que en cualquier intento de transformar
la sociedad, como era el caso de los activistas estudiantiles, que también los despreciaban
como buenos maoístas –“sacerdotes de la Revolución”, como los motejé en mis años
universitarios- que eran, a menos que...
Entre los máximos mandos del Ejército se hubiera
colado algún fanático sectario que, abusando del cargo, decidiera depurar “espiritual
y moralmente” la sociedad extirpando las “ideas exóticas” provenientes del
exterior, ¿quién sabe? Un riesgo siempre latente en un Estado con una laicidad endeble,
donde cualquiera con algo de Poder suele imponer sus caprichos “metafísicos” a
una población sumisa e ignorante que acepta estas intromisiones como algo
normal.
Pues entre las cosas que caracterizaban al movimiento hippie estaba la espiritualidad
“New Age”, donde es el propio individuo quien elige sus fuentes y
referencias de lo Trascendente, rompiendo así con la inercia corporativa que asignaba
heterónomamente lo que debía o no creer y hacer aquél, llevando a la
debacle a un sistema de control político más potente aún que la más insidiosa
propaganda al estar enraizado en las convicciones íntimas de la persona.
Visto desde esta perspectiva histórico-cultural, nada tiene
de raro entonces que los modernos aprendices de dictadores, sea personalmente o
en camarilla -o secta-, quieran rehacerse con el monopolio de la espiritualidad
recurriendo al ardid -no tan ingenioso, después de todo- de hacerse pasar por "chamanes"
designados para conducir a sus respectivos pueblos a una Nueva Era que resulta
ser exactamente el opuesto cualitativo de la de hace medio siglo.
En el caso de nuestro país, la parafernalia oficial se
parece cada vez más a la de la época de López Mateos (1958-64), con el aderezo
adicional del elemento metafísico, que le da ese sabor entre exótico y “mafufo”
tan característico.
Por eso nunca está de más tener presente la Historia –sobre todo
la Cultural y sus aparentes “nimiedades”- para CUANDO LAS SECTAS NOS ALCANCEN.
¿No lo creen?
Fernando Acosta Reyes (@ferstarey)
es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.
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