jueves, 20 de febrero de 2020

Cuando las sectas nos alcancen…



- La Historia Jamás Contada -

Hará poco más de un mes que, documentándome rutinariamente sobre Ocultismo, especialmente en sus desarrollos contemporáneos, encontré un interesantísimo resumen sobre las “Religiones de la Nueva Era”. Apasionante como es el tema, lo que más atrajo mi atención fue sin embargo la “línea del tiempo”, esto es, la época de la Historia reciente en que esta particular concepción de la espiritualidad encontró eco entre las clases urbanas media y media-alta.

Resulta que coincide exactamente con la famosa “ruptura generacional” de mediados de los ’60 y principios de los ’70, cuando la generación joven de entonces sometió a una crítica radical muchas de las concepciones tenidas por sacrosantas en las anteriores.

En particular la de seguir doctrinas, dogmas o líderes absolutos en aspectos que, considerados con detenimiento, son de incumbencia estrictamente personal, como el de lo TRASCENDENTE en cualquiera de sus aproximaciones, para escándalo no sólo de los beneficiarios directos del statu quo -gobernantes e Instituciones y ministros religiosos-, sino también de mucha gente de buena fe, pero que jamás se había cuestionado su fidelidad a éstos.

Algo que se me quedó muy grabado de esos primeros años ’70 fue la despiadada persecución y humillación de los hippies por parte de los soldados, un tanto incomprensible debido a que aquéllos eran apolíticos por convicción, metidos en su búsqueda interior más que en cualquier intento de transformar la sociedad, como era el caso de los activistas estudiantiles, que también los despreciaban como buenos maoístas –“sacerdotes de la Revolución”, como los motejé en mis años universitarios- que eran, a menos que...

Entre los máximos mandos del Ejército se hubiera colado algún fanático sectario que, abusando del cargo, decidiera depurar “espiritual y moralmente” la sociedad extirpando las “ideas exóticas” provenientes del exterior, ¿quién sabe? Un riesgo siempre latente en un Estado con una laicidad endeble, donde cualquiera con algo de Poder suele imponer sus caprichos “metafísicos” a una población sumisa e ignorante que acepta estas intromisiones como algo normal.

Pues entre las cosas que caracterizaban al movimiento hippie estaba  la espiritualidad “New Age”, donde es el propio individuo quien elige sus fuentes y referencias de lo Trascendente, rompiendo así con la inercia corporativa que asignaba heterónomamente lo que debía o no creer y hacer aquél, llevando a la debacle a un sistema de control político más potente aún que la más insidiosa propaganda al estar enraizado en las convicciones íntimas de la persona.

Visto desde esta perspectiva histórico-cultural, nada tiene de raro entonces que los modernos aprendices de dictadores, sea personalmente o en camarilla -o secta-, quieran rehacerse con el monopolio de la espiritualidad recurriendo al ardid -no tan ingenioso, después de todo- de hacerse pasar por "chamanes" designados para conducir a sus respectivos pueblos a una Nueva Era que resulta ser exactamente el opuesto cualitativo de la de hace medio siglo.

En el caso de nuestro país, la parafernalia oficial se parece cada vez más a la de la época de López Mateos (1958-64), con el aderezo adicional del elemento metafísico, que le da ese sabor entre exótico y “mafufo” tan característico.

Por eso nunca está de más tener presente la Historia –sobre todo la Cultural y sus aparentes “nimiedades”- para CUANDO LAS SECTAS NOS ALCANCEN. ¿No lo creen?



Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad  Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los  comportamientos sociales.
Imagen: Internet