BOGOTÁ D. C., 27 de noviembre de 2019 — Agencia de Noticias UN-
Este hallazgo fue hecho por el doctor Nicolás Gómez Banoy, médico cirujano de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), junto con un grupo de investigadores del Centro Médico Weill Corner del Departamento de Medicina de la Universidad de Cornell en Nueva York, del que él forma parte desde hace más de tres años.
En un artículo publicado en la prestigiosa revista médica Nature Medicine, los investigadores reportaron este importante hallazgo que puede llevar a nuevas formas de tratamiento de la diabetes tipo 2, la cual se caracteriza tanto por el desarrollo progresivo de resistencia a la insulina como por la pérdida gradual de masa y funcionalidad de las células beta, lo que dificulta el tratamiento de los pacientes que sufren de esta enfermedad.
Según explica el doctor Gómez, estos pacientes suelen ser tratados con dietas, cambios en estilo de vida y algunos medicamentos orales para controlar la elevación del azúcar en la sangre, pero aunque se controle la diabetes, eventualmente con los años empiezan a requerir insulina para su tratamiento al presentar un fenómeno que se conoce como “falla de célula beta”.
“A pesar de los numerosos tratamientos e investigaciones que existen para la diabetes esto sigue ocurriendo y por eso no se considera como una enfermedad curable sino crónica, que se puede controlar con medicamentos”, señala el doctor Gómez, quien con el estudio espera darle una alternativa a esta problemática.
Por eso se enfocaron en la adipsina, una hormona producida por el tejido adiposo del cuerpo humano y sobre la cual ya se tenían reportes en el Laboratorio de la Universidad de Cornell acerca del rol que podía jugar en el metabolismo y los efectos que podría tener sobre las células beta, por lo que los investigadores decidieron analizar si esta podría funcionar como un tratamiento para preservarlas.
Para ello trabajaron con ratones que se han vuelto diabéticos debido a la obesidad y empezaban a presentar el fenómeno de falla de célula beta. Estos fueron tratados con adipsina durante un periodo prolongado, un proceso tras el cual se observó que ninguno de los animales tenía afectadas dichas células, mientras que los ratones de control, que no recibieron tratamiento, sí las tenían.
“Descubrimos que la adipsina protege a las células beta, el mecanismo biológico que se activa para que no desaparezcan”, explica el doctor Gómez. Este hallazgo corresponde a lo que también se vio en humanos, a quienes, como parte del estudio, se les midieron los niveles de la hormona en la sangre, y se encontró que cuando estos eran elevados se tenía un riesgo mucho menor a desarrollar diabetes a 15 años.
Esta parte de la investigación se desarrolló mediante una colaboración con científicos de la Universidad de Harvard, quienes cuentan con acceso a una cohorte de unos 7.000 pacientes de mediana edad a los que se les ha hecho seguimiento por cerca de 30 años para estudiar el desarrollo de enfermedades como la hipertensión y la diabetes.
“Una de las futuras investigaciones que queremos hacer es mirar por qué algunas personas tienen alta adipsina y otras no, qué procesos regulan la producción de esta hormona por parte del cuerpo, y si esto influye de alguna manera directa en que la persona desarrolle diabetes”, comenta el doctor Gómez, quien continúa vinculado con la UNAL dictando charlas a los estudiantes de Medicina como parte de las materias de biología molecular y bioquímica.
Fuente: agenciadenoticias.unal.edu.co