- La Historia Jamás Contada -
Hace tiempo que un neologismo ha inundado el campo de la (meta)comunicación
masiva: FAKE NEWS, literalmente “noticia falsa, simulada o fabricada”, refiriéndose
a una práctica sólo nueva en apariencia, pues es connatural al oficio -e incluso
la capacidad misma- de comunicar, aunque llevada hoy en día a extremos
inconcebibles por obra y gracia del avance
tecnológico.
Eso por una parte, pero también está otra, esencial además: el
faker, infaltable personaje que, por alguna motivación particular, busca
engañar a otros. Y otra más: el engañado. En resumen, se trata de un intercambio
a tres partes, cada una desempeñando su papel.
Pero mientras las dos primeras han sido estudiadas con cierta
amplitud -aunque no siempre de manera acertada-, a la tercera se le considera,
apresuradamente, una parte puramente pasiva, a la cual no le queda sino aguantar,
es decir, un simple paciente del medio y el engañador, incapaz de proporcionar
nada importante para el entendimiento del fenómeno. Que esto no es precisamente
así, ha quedado ya firmemente establecido en la Criminología corriente al incorporar como una de sus prácticas standard
elaborar una VICTIMOLOGÍA en cada una de sus investigaciones.
En este artículo, sin embargo, me propongo mostrar que el
sujeto posible víctima del engaño, dado que no es tomado por asalto por el engañador,
puede evitar serlo asumiendo un papel ACTIVO en cuanto a la información
que busca o le llega, la cual no debe tomar sin antes reconstruir críticamente su CONTEXTO,
lo que en rigor no es otra cosa que una operación de “recuperación de
información” -la information retrieval de los buenos tiempos de las Ciencias informáticas-.
Pues las fake news sólo son creíbles si están
inmersas en el contexto adecuado, en este caso, uno fabricado con ese fin, así
que el primer paso lógico es analizar -esto es, descomponer- éste para identificar
sus elementos, que pasaremos en seguida a tratar como otras tantas variables:
¿qué pasa con la noticia si quito esto o en su lugar pongo esto otro? (Aquí estamos
probando qué tan consistente –libre de contradicciones- es la noticia
en sí misma y cuánto de esa consistencia o estabilidad se debe al contexto particular
en el cual se nos presenta.)
Dentro de esta sustitución de valores –empleando el lenguaje
matemático- es muy conveniente emplear los de signo opuesto -la negación de los enunciados originales- para saber qué
cosas se nos ocultan, la parte que llamo el “complemento”, es decir, lo que no se dice de algo formando parte de él, siendo lo primero quién o desde qué
punto de vista lo describe, pues reducido a su esencia, el PERIODISMO no es otra cosa
que “describir hechos o transcribir dichos”.
Una vez completado el laborioso paso anterior, lo que sigue es reconstruir
el contexto recurriendo a la INVESTIGACIÓN, es decir, hallando la información que
falte para volver a tener una NOTICIA, pero ésta sí “libre de toda sospecha” –hasta
donde sea humanamente, posible, ¡claro!- y lista para usarse en la práctica.
Resumiendo, si no queremos ser víctimas de las fake news y de
quienes las perpetran, tomemos las noticias que nos lleguen por los medios y las formas que sean -comenzando por las supuestamente sinceras y espontáneas de los "periodistas" (¿?) amateurs de Internet-, tan sólo como PUNTOS DE PARTIDA de nuestras
propias INVESTIGACIONES, es decir, seamos nuestros propios -y confiables-PERIODISTAS.
Fernando Acosta Reyes (@ferstarey)
es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.
Imagen: inmersosenlarealidad.wordpress.com