domingo, 6 de octubre de 2019

Periodismo e investigación



- La Historia Jamás Contada -

Hace tiempo que un neologismo ha inundado el campo de la (meta)comunicación masiva: FAKE NEWS, literalmente “noticia falsa, simulada o fabricada”, refiriéndose a una práctica sólo nueva en apariencia, pues es connatural al oficio -e incluso la capacidad misma- de comunicar, aunque llevada hoy en día a extremos inconcebibles por obra y gracia del  avance tecnológico.

Eso por una parte, pero también está otra, esencial además: el faker, infaltable personaje que, por alguna motivación particular, busca engañar a otros. Y otra más: el engañado. En resumen, se trata de un intercambio a tres partes, cada una desempeñando su papel.

Pero mientras las dos primeras han sido estudiadas con cierta amplitud -aunque no siempre de manera acertada-, a la tercera se le considera, apresuradamente, una parte puramente pasiva, a la cual no le queda sino aguantar, es decir, un simple paciente del medio y el engañador, incapaz de proporcionar nada importante para el entendimiento del fenómeno. Que esto no es precisamente así, ha quedado ya firmemente establecido en la Criminología corriente al incorporar como una de sus prácticas standard elaborar una VICTIMOLOGÍA en cada una de sus investigaciones.

En este artículo, sin embargo, me propongo mostrar que el sujeto posible víctima del engaño, dado que no es tomado por asalto por el engañador, puede evitar serlo asumiendo un papel ACTIVO en cuanto a la información que busca o le llega, la cual no debe tomar sin antes reconstruir críticamente su CONTEXTO, lo que en rigor no es otra cosa que una operación de “recuperación de información” -la information retrieval de los buenos tiempos de las Ciencias informáticas-.

Pues las fake news sólo son creíbles si están  inmersas en el contexto adecuado, en este caso, uno fabricado con ese fin, así que el primer paso lógico es analizar -esto es, descomponer- éste para identificar sus elementos, que pasaremos en seguida a tratar como otras tantas variables: ¿qué pasa con la noticia si quito esto o en su lugar pongo esto otro? (Aquí estamos probando qué tan consistente –libre de contradicciones- es la noticia en sí misma y cuánto de esa consistencia o estabilidad se debe al contexto particular en el cual se nos presenta.)

Dentro de esta sustitución de valores –empleando el lenguaje matemático- es muy conveniente emplear los de signo opuesto -la negación de los enunciados originales- para saber qué cosas se nos ocultan, la parte que llamo el “complemento”, es decir, lo que no se dice de algo formando parte de él, siendo lo primero quién o desde qué punto de vista lo describe, pues reducido a su esencia, el PERIODISMO no es otra cosa que “describir hechos o transcribir dichos”.

Una vez completado el laborioso paso anterior, lo que sigue es reconstruir el contexto recurriendo a la INVESTIGACIÓN, es decir, hallando la información que falte para volver a tener una NOTICIA, pero ésta sí “libre de toda sospecha” –hasta donde sea humanamente, posible, ¡claro!- y lista para usarse en la práctica.

Resumiendo, si no queremos ser víctimas de las fake news y de quienes las perpetran, tomemos las noticias que nos lleguen por los medios y las formas que sean -comenzando por las supuestamente sinceras y espontáneas de los "periodistas" (¿?) amateurs de Internet-,  tan sólo como  PUNTOS DE PARTIDA de nuestras propias INVESTIGACIONES, es decir, seamos nuestros propios -y confiables-PERIODISTAS.


Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad  Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los  comportamientos sociales.

Imagen: inmersosenlarealidad.wordpress.com