domingo, 2 de junio de 2019

¿Por qué no una carrera profesional de Gobernante?



- La Historia Jamás Contada -

Una de las primeras interrogantes en formularme acerca de la Política real, más acá de la prosopopeya de ideólogos y tratadistas, dados a remontarse al Olimpo de las ideas puras antes que ocuparse de los escuetos HECHOS observables aquí abajo, fue la de por qué el gobernante promedio deja tanto qué desear a la inmensa mayoría de sus gobernados, sean cuales fueren los intereses concretos y la posición que éstos ocupen en la sociedad.

¿Por qué –me preguntaba- casi la totalidad resultan malos –si no es que peores- cuando, por sentido común, tendría que darse una distribución más o menos uniforme a lo largo del tiempo, de todas las posibilidades y modalidades de desempeño? ¿Será que existe un mecanismo de selección, tal vez inconsciente, que sólo permite el ingreso y eventual ascenso al Poder del tipo de político que padecemos, perdón, conocemos?

Tratando de dar con alguna pista significativa, mi siguiente movimiento fue preguntarme entonces sobre cuál podría haber sido el desempeño escolar del futuro político en los distintos niveles, en qué materias o actividades específicas habría descollado, etc. Cosas todas que un poco de investigación podría traer a la luz y, entonces, tratar de correlacionarlas con su actuación como gobernante. (Nótese que no hago énfasis en las “cualidades morales” –tan amadas por algunos “teóricos” (¿?) contemporáneos- por ser bastante irrelevantes a la hora de obtener resultados prácticos.)

Continuando sobre esta línea de pensamiento, la siguiente pregunta era tan lógica como inevitable: ¿Por qué, si para desempeñarse como médico, abogado, ingeniero o, en general, cualquier profesión que tiene un impacto social, hay que ESTUDIAR en establecimientos y con personal especializado, e incluso obtener una licencia o certificación antes de poder ejercerlas, sin embargo, para ser gobernante, simple y sorprendentemente NO? Algo bastante extraño, ¿no creen?

¿Por qué el ejercicio del poder político sigue siendo considerado un tabú, sólo accesible a ciertos elegidos, iluminados o predestinados cuando, en los hechos, no es mucho más que una actividad eminentemente TÉCNICA, susceptible de ser investigada –researched-, sistematizada, optimizada y, más importante aún, enseñada como cualquier otro cuerpo de conocimiento?

Esto garantizaría un mínimo de idoneidad en los aspirantes a gobernar, que al menos sabrían a grandes rasgos de qué se trata y dentro de qué límites -naturales e históricos- es factible, más allá de fantasías, anhelos insatisfechos o deseos inconfesables que, sin contar con un punto de comparación cualitativamente diferente a las acostumbradas –e interesadas- lisonjas de sus cortesanos, pueden provocar verdaderos desastres sociales al tratar de forzarlos dentro de la realidad.

También podrían los wannabes de gobernante tomar conciencia de la cantidad, variedad y profundidad de conocimientos particulares necesarios para realizar su trabajo, que los llevaría a elegir con más cuidado a sus empleados, colaboradores, consejeros y asesores.

Pero, más importante aún, sería que podrían adquirir el hábito de CONOCER -minuciosamente y de primera mano hasta donde sea posible- lo que está sucediendo en su jurisdicción: todos esos “pequeños detalles” que conforman DE HECHO la vida cotidiana de sus conciudadanos y le dan su CALIDAD ESPECÍFICA.

Considerando lo anterior, resulta verdaderamente curioso que esta idea de una Carrera Profesional –universitaria, se entiende- de Gobernante, con todo y su patente NECESIDAD SOCIAL, sea algo que jamás se les haya ocurrido a tanto REFORMADOR EDUCATIVO como ha habido...

¿POR QUÉ SERÁ?



Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad   Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

Imagen: monsieurdevillefort.wordpress.com