- La Historia Jamás Contada -
En diciembre del año 2000,
una asociación local de periodistas me invitó a dar una conferencia en
su domicilio social con motivo de su aniversario. Decidí entonces hacerlo sobre
un aspecto que, durante mi formación, se había ido perfilando como básico en toda
buena investigación sociológica: el PERIODÍSTICO, precisamente, lo mismo por su
utilidad en la recolección inicial de datos como, al final, en la validación de
teorías y predicciones, pudiendo afirmar que se trata de una herramienta indispensable
para el oficio de sociólogo, lo que no dejará, como entonces, de sorprender a
unos y otros.
Recuerdo que en aquella ocasión, un veterano periodista,
bordando sobre mi premisa de que una hipótesis de trabajo podría provenir de
cualquier tipo de fuente, incluso de la propia imaginación del investigador o
analista, nos decía a los presentes que eso era precisamente lo que él y sus
colegas de Nota Roja hacían cuando inventaban historias a los detenidos y las publicaban
como ciertas en sus respectivos Medios, aclarándole yo entonces que, en el caso
de la Ciencia, toda “invención” u ocurrencia tenía que DEMOSTRARSE.
Es un tema que ahora cobra toda actualidad por el fenómeno
de las FAKE NEWS, cuya factura ha dejado de ser materia de especialistas y está
prácticamente al alcance de cualquiera que se lo proponga, exigiendo ser mucho
más cuidadosos con la información de que dispongamos, se trate de propaganda
descarada, comunicaciones “confidenciales” o sutiles hallazgos propios.
La clave está en contar con uno o varios métodos de validar rigurosamente
POR UNO MISMO los datos disponibles y no atenerse exclusiva o ciegamente al
olfato, ojo clínico, experiencia o probidad de los periodistas profesionales,
pues incluso al mejor cazador -en este caso, de falsedades- se le puede ir la
liebre.
En el caso particular de la Sociología, de lo que se trata
en principio es de establecer quién o, mejor, de qué lugar (de la sociedad) proviene
una información y a quién o a qué lugar está dirigida, pues no se trata sin más
de una comunicación entre iguales, sino que siempre existe una intención POLÍTICA
por parte del emisor. (Por cierto, lo primero que se aprende en Sociología es
que la Sociedad como un Todo monolítico, NO existe. Lo segundo es el papel determinante
de la ideología.)
Al encontrarnos inmersos en una sociedad hiperconectada,
informaciones normalmente inocuas o de impacto muy restringido, alcanzan
proporciones inconcebibles –se “viralizan”, en el argot de las Redes-
desencadenando reacciones histéricas de masas, siendo precisamente esto con lo
que cuentan quienes fabrican este tipo de noticias. El fenómeno no es nuevo ni
mucho menos -¿recuerdan las famosas “pirámides” de cartas?-, pero el efecto MULTIPLICADOR
de la tecnología ahora disponible, hace virtualmente imposible contener desde
fuera, institucionalmente, sus efectos directos y colaterales.
Una formación sociológica básica, incluso a nivel de comic, podría
capacitar a los individuos a contener, mediante la razón sociológica, una
información sospechosa de ser deliberadamente falsa y malintencionada,
nulificando el efecto buscado sobre las emociones del (primer) receptor a la vez que evitando su
propagación a otros sujetos.
¡Ah, lo olvidaba: esto seguro que no lo hará la
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN!
Fernando Acosta Reyes (@ferstarey)
es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.
Imagen: proyectalivebrand.com/wordpress