domingo, 28 de abril de 2019

Sociología y fake news




- La Historia Jamás Contada -

En diciembre del año 2000,  una asociación local de periodistas me invitó a dar una conferencia en su domicilio social con motivo de su aniversario. Decidí entonces hacerlo sobre un aspecto que, durante mi formación, se había ido perfilando como básico en toda buena investigación sociológica: el PERIODÍSTICO, precisamente, lo mismo por su utilidad en la recolección inicial de datos como, al final, en la validación de teorías y predicciones, pudiendo afirmar que se trata de una herramienta indispensable para el oficio de sociólogo, lo que no dejará, como entonces, de sorprender a unos y otros.

Recuerdo que en aquella ocasión, un veterano periodista, bordando sobre mi premisa de que una hipótesis de trabajo podría provenir de cualquier tipo de fuente, incluso de la propia imaginación del investigador o analista, nos decía a los presentes que eso era precisamente lo que él y sus colegas de Nota Roja hacían cuando inventaban historias a los detenidos y las publicaban como ciertas en sus respectivos Medios, aclarándole yo entonces que, en el caso de la Ciencia, toda “invención” u ocurrencia tenía que DEMOSTRARSE.

Es un tema que ahora cobra toda actualidad por el fenómeno de las FAKE NEWS, cuya factura ha dejado de ser materia de especialistas y está prácticamente al alcance de cualquiera que se lo proponga, exigiendo ser mucho más cuidadosos con la información de que dispongamos, se trate de propaganda descarada, comunicaciones “confidenciales” o sutiles hallazgos propios.

La clave está en contar con uno o varios métodos de validar rigurosamente POR UNO MISMO los datos disponibles y no atenerse exclusiva o ciegamente al olfato, ojo clínico, experiencia o probidad de los periodistas profesionales, pues incluso al mejor cazador -en este caso, de falsedades- se le puede ir la liebre.

En el caso particular de la Sociología, de lo que se trata en principio es de establecer quién o, mejor, de qué lugar (de la sociedad) proviene una información y a quién o a qué lugar está dirigida, pues no se trata sin más de una comunicación entre iguales, sino que siempre existe una intención POLÍTICA por parte del emisor. (Por cierto, lo primero que se aprende en Sociología es que la Sociedad como un Todo monolítico, NO existe. Lo segundo es el papel determinante de la ideología.)

Al encontrarnos inmersos en una sociedad hiperconectada, informaciones normalmente inocuas o de impacto muy restringido, alcanzan proporciones inconcebibles –se “viralizan”, en el argot de las Redes- desencadenando reacciones histéricas de masas, siendo precisamente esto con lo que cuentan quienes fabrican este tipo de noticias. El fenómeno no es nuevo ni mucho menos -¿recuerdan las famosas “pirámides” de cartas?-, pero el efecto MULTIPLICADOR de la tecnología ahora disponible, hace virtualmente imposible contener desde fuera, institucionalmente, sus efectos directos y colaterales.

Una formación sociológica básica, incluso a nivel de comic, podría capacitar a los individuos a contener, mediante la razón sociológica, una información sospechosa de ser deliberadamente falsa y malintencionada, nulificando el efecto buscado sobre las emociones del (primer) receptor a la vez que evitando su propagación a otros sujetos.

¡Ah, lo olvidaba: esto seguro que no lo hará la SECRETARÍA DE EDUCACIÓN!


Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad   Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

Imagen: proyectalivebrand.com/wordpress