25 de febrero de 2017
Hoy, tierra firme entre ayeres...,
silencioso viajo reflexivo por la gran ciudad.
Pareciera que no tengo destino al cual llegar,
pero eso mi viaje no detiene;
salí por Holbein hacia Revolución,
di vuelta en Rubens y luego en Patriotismo,
tomé Viaducto..., y aquí voy:
con laureles en mis sienes, y olas de mar arrebatadas
en mi máquina espacial de único vuelo;
el tráfico, aún fluido, se mueve como un río de colores.
La tarde rojiza, con sus tonos suaves,
anuncia la llegada de la hora pico.
Avanzo,
y esto es como un torrente de inagotable movimiento;
miro a mi izquierda, y hay un muro de contención como la roca;
miro a mi derecha, y hay un muro gris y opaco;
en medio tres carriles llenos de autos
fluyen sin parar...
La mirada levanto al resplandor de los espectaculares;
en ellos, candidatos de mirada fría, siniestra:
-¿será que se arrepienten de sus gastos?
-¿hay alguien que crea en ellos?
-yo no sé,
sigo avanzando, y de repente,
sin darme cuenta:
mi pensamiento me abandona,
se transporta a Mochitlán, mi pueblo;
allá:
un niño corre por el campo con suspiros ahogados
persiguiendo mariposas de alas frágiles y rotas;
mientras su padre,
termina su jornada de trabajo ya casi sin aliento
y desunce los bueyes con sombra de gigantes;
y su madre,
prepara la cena en casa
con amor infinito, y una flama que apenas sí se nota.
Después un sordo viento
golpea mis sienes, y yo,
sigo avanzando por Viaducto,
me apresuro para salir de ahí;
salgo por Eje Central Lázaro Cárdenas,
me dirijo hacia el Salto del Agua;
allí veo agitada por el trajinar del día a mi gente
y al verano callado preparando la huida;
tranquilo..., voy meditando, entre estrellas ahogadas por el viento;
pienso en mí, en la ciudad,
pienso en la inseguridad que hemos vivido en el país
en los últimos años;
me pregunto si el nuevo presidente que ahora llega,
dará una solución definitiva a este problema;
de pronto, la ciudad es invadida por la lluvia...
Di vuelta a la izquierda en Arcos de Belén,
mas no me estacioné ahí;
llegué a Luis Moya, di vuelta a la derecha,
y al llegar a Ernesto Pugibet y Buen Tono,
a un costado de la Plaza San Juan:
mis pensamientos, poco a poco, se empezaron a esfumar,
cuando de pronto vi al "viene, viene", sonriente y diciendo:
-¡por acá jefe!, ¡a la derecha!...,¡todo!..., ¡todo!..., ¡todo!-,
-ahí está bien-.
Apagué el motor, y bajé a ese lugar
en el que deambulan como espantos,
esos seres extraños creados por la gran ciudad.

Erasmo Nava Espíritu ( erasmonavaespiritu@hotmail.com) es licenciado en Economía, egresado del Instituto Politécnico Nacional, obtuvo el grado de Maestro en Ciencias en Planificación del Desarrollo Regional, en el Instituto Tecnológico de Oaxaca.
Imagen: fotografia101.com