domingo, 10 de febrero de 2019

De austeridad, superdotados y mentes burócratas




- La Historia Jamás Contada -

El incidente que protagonizara recientemente la flamante Jefa de Gobierno de la CDMX, anunciando la desaparición de un programa de apoyo académico a escolares talentosos, trajo a mi memoria una singular experiencia vivida en abril y mayo de 1990, cuando una -todavía- amiga y yo, a pesar de nuestra ya muy maltrecha relación, diseñamos y echamos a andar un Curso de Estimulación para, precisamente, niños superdotados. Las cosas sucedieron así:


Un día recibí su llamada telefónica preguntándome sobre cuál sería un buen tema para realizar el Servicio Social de su materia de Psicología Educativa, leyéndome a continuación una lista de los problemas más comunes entre los estudiantes de Primaria. A lo que respondí, recordando nuestras conversaciones autobiográficas, que por haber sido tanto ella como yo estudiantes brillantes, por qué no situaba su práctica en esa población, sistemáticamente dejada de lado tanto por docentes como psicólogos al considerarla no sólo libre de dificultades académicas, sino incluso capaz de sobrepasar sus mejores expectativas profesionales, esto es, que después de todo, los niños superdotados siempre existen, para sorpresa de los austeros funcionarios de moda.

Y así fue como nos reunimos un mediodía, rodeados del sensual ambiente que proporcionaba un glorioso domingo de primavera -que cuidé de reforzar convenientemente con cerveza y quesadillas- para analizar, discutir y sintetizar teóricamente nuestra experiencia como niños dotados -gifted, con el don- y las posibilidades que no pudimos concretar por estar concebida la educación pública como tan sólo un medio de formar masivamente “grises medianías”. (¿Dónde escuché esto antes?)

Nuestra conclusión no podía ser otra que los niños superdotados, como todos los demás, también merecen la oportunidad de realizarse a plenitud, siendo por ello necesario contar también con una educación especial adecuada a ellos, en la más pura lógica pedagógica. Por lo pronto, Griselda y yo hicimos un inventario de nuestros intereses durante ese periodo escolar y armamos un temario que incluía Idiomas (francés y portugués por su parte e inglés y alemán por la mía), Música, por la disponibilidad de flauta barroca y el novedoso proyecto de armar una Estación de Radio -¡por supuesto!- escolar con sus diferentes especialidades: locución, operación, programación, continuidad, periodismo (reportajes, entrevistas) y música.

Años después, me enteré de la creación de un programa de actividades especiales para estudiantes talentosos, pero que en los hechos se limitaba a “adelantarlos” en las materias curriculares: una visión puramente burocrática del asunto, como estarán ustedes de acuerdo.

Pero en cuanto a la actitud que originó el incidente, me parece sin embargo que obedece a la doctrina populista consustancial al “nuevo” (¿?) régimen, para la cual en el Pueblo no se dan superdotados, sino solamente en las clases pudientes, adineradas o “burguesas”, falacia que la propia realidad se encarga de invalidar de cuando en cuando, como cuando el ingeniero Francisco Huerta entrevistó en su programa pionero VOZ PÚBLICA, a un padre de familia campesino y pobre, a quien su hija más pequeña le resultó superdotada, sumiéndolo en la desesperación por no tener cómo apoyarla.

(Aunque opiniones y actitudes “mafufas” semejantes no son tan extrañas entre la Izquierda radical, como aquel activista, estudiante de Derecho en la Universidad pública, que en 1983 nos afirmaba plenamente convencido que… “ la homosexualidad sólo se da entre la burguesía y el lumpen, no entre los obreros y campesinos” (¡!). Preocupante, sin duda.)

Pues sí, NIÑOS SUPERDOTADOS hay y seguirá habiéndolos, lo que no parece probable es que en el crónicamente enrarecido y, ahora peor, austero ambiente gubernamental, aparezcan funcionarios con la visión y cultura suficientes para concederles la importancia que merecen, sobre todo porque de su talento excepcional pueden surgir soluciones y propuestas que nos lleven a vivir cualitativamente mejor.


“HAY UN TALENTO QUE CONSISTE EN SER CAPAZ DE RECONOCER EL TALENTO DE OTROS”


Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

Imagen: psicologomiguelarranz.wordpress.com