- La Historia Jamás Contada -
El incidente que protagonizara recientemente la flamante
Jefa de Gobierno de la CDMX, anunciando la desaparición de un programa de apoyo
académico a escolares talentosos, trajo a mi memoria una singular experiencia vivida
en abril y mayo de 1990, cuando una -todavía- amiga y yo, a pesar de nuestra ya
muy maltrecha relación, diseñamos y echamos a andar un Curso de Estimulación para,
precisamente, niños superdotados. Las cosas sucedieron así:
Un día recibí su llamada telefónica preguntándome sobre cuál
sería un buen tema para realizar el Servicio Social de su materia de Psicología
Educativa, leyéndome a continuación una lista de los problemas más comunes entre los estudiantes
de Primaria. A lo que respondí, recordando nuestras conversaciones autobiográficas,
que por haber sido tanto ella como yo estudiantes brillantes, por qué no situaba su práctica en esa población, sistemáticamente dejada de lado tanto por docentes como
psicólogos al considerarla no sólo libre de dificultades académicas, sino incluso capaz de sobrepasar
sus mejores expectativas profesionales, esto es, que después de todo, los niños
superdotados siempre SÍ existen, para sorpresa de los austeros funcionarios de
moda.
Y así fue como nos reunimos un mediodía, rodeados del sensual
ambiente que proporcionaba un glorioso domingo de primavera -que cuidé de reforzar
convenientemente con cerveza y quesadillas- para analizar, discutir y
sintetizar teóricamente nuestra experiencia como niños dotados -gifted, con el
don- y las posibilidades que no pudimos concretar por estar concebida la
educación pública como tan sólo un medio de formar masivamente “grises
medianías”. (¿Dónde escuché esto antes?)
Nuestra conclusión no podía ser otra que los niños
superdotados, como todos los demás, también merecen la oportunidad de realizarse
a plenitud, siendo por ello necesario contar también con una educación
especial adecuada a ellos, en la más pura lógica pedagógica. Por lo pronto, Griselda y
yo hicimos un inventario de nuestros intereses durante ese periodo escolar y
armamos un temario que incluía Idiomas (francés y portugués por su parte e
inglés y alemán por la mía), Música, por la disponibilidad de flauta barroca y el
novedoso proyecto de armar una Estación de Radio -¡por supuesto!- escolar con
sus diferentes especialidades: locución, operación, programación, continuidad, periodismo
(reportajes, entrevistas) y música.
Años después, me enteré de la creación de un programa de
actividades especiales para estudiantes talentosos, pero que en los hechos se
limitaba a “adelantarlos” en las materias curriculares: una visión puramente
burocrática del asunto, como estarán ustedes de acuerdo.
Pero en cuanto a la actitud que originó el incidente, me
parece sin embargo que obedece a la doctrina populista consustancial al “nuevo”
(¿?) régimen, para la cual en el Pueblo no se dan superdotados, sino solamente
en las clases pudientes, adineradas o “burguesas”, falacia que la propia realidad
se encarga de invalidar de cuando en cuando, como cuando el ingeniero Francisco Huerta entrevistó en
su programa pionero VOZ PÚBLICA, a un padre de familia campesino y pobre, a
quien su hija más pequeña le resultó superdotada, sumiéndolo en la desesperación
por no tener cómo apoyarla.
(Aunque opiniones y actitudes “mafufas” semejantes no son tan
extrañas entre la Izquierda radical, como aquel activista, estudiante de
Derecho en la Universidad pública, que en 1983 nos afirmaba plenamente
convencido que… “ la homosexualidad sólo se da entre la burguesía y el lumpen, no
entre los obreros y campesinos” (¡!). Preocupante, sin duda.)
Pues sí, NIÑOS SUPERDOTADOS hay y seguirá habiéndolos, lo
que no parece probable es que en el crónicamente enrarecido y, ahora peor,
austero ambiente gubernamental, aparezcan funcionarios con la visión y cultura suficientes
para concederles la importancia que merecen, sobre todo porque de su talento
excepcional pueden surgir soluciones y propuestas que nos lleven a vivir cualitativamente
mejor.
“HAY UN TALENTO QUE CONSISTE EN SER CAPAZ DE RECONOCER EL TALENTO
DE OTROS”
Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.
Imagen: psicologomiguelarranz.wordpress.com