martes, 20 de noviembre de 2018

El soplo de Euterpe El principio


Me ilumino de inmensidad
Ungaretti

No agotaré, en la longitud de mi andar por la vida, mi profunda devoción, agradecimiento y pasión por la sobrecogedora  experiencia estética al escuchar música. La música redime y convoca la incesante búsqueda por comprender el mundo, raíz de la comprensión de la naturaleza humana. La música es el contraste entre lo humano y el silencio indiferente del universo.
La música es uno de los mayores logros humanos, exige la más profunda exploración de nosotros mismos para captar, integrar y formar una estructura sonora única que descansa en un complejo estético común en todas las culturas. Mil caras, mil máscaras integran la actividad creadora de la música, mil sonidos y ritmos hunden sus raíces en el sonido, de donde surge la experiencia única de escuchar aquello que es durante un instante y desaparece, es simplemente música. Universo sonoro producto de la inteligencia humana.  
En la naturaleza hay infinitos sonidos, pero no es música, Las culturas aprendieron integrar, a partir de la voz y,  con la ayuda de instrumentos simples, secuencias sonoras propias del oído y estructura cognitiva humana.
Estos intentos, paulatinamente formaron melodía, ritmo y, según el instrumento, el timbre, sonido característico de extensiones humanas, vale decir del instrumento cuya profunda raíz se hunde en la voz, primero y quizá último instrumento para producir música. .
En todas las culturas humanas aparece la música y la danza fuertemente vinculados con la raíz religiosa; a su vez, otra característica cultural común al ser social humano. Una consecuencia es la validez de suponer que las diferentes culturas ha tenido un nexo directo con la temporalidad y expresividad de cada una de ellas, lecturas de la realidad únicas y múltiples.  Común a todas, diferente en todas.
Cabe la pregunta fundacional ¿Qué es la música? Pregunta abierta, incontestable. La música se produce, si y sólo si, es parte de un proceso complejo estrictamente humano y que nos define desde siempre, es decir, la cultura. La música no existe per se, no es una actividad aislada, simplemente es la integración sonora con sus pautas de silencio y forman una experiencia estética única, profundamente humana.
La arqueología y la historia acuden presurosas para mostrarnos los primeros intentos conocidos del surgimiento de la música, actividad fugaz que se perdía en el tiempo. La música, sin embargo, había nacido con el hombre mismo. No obstante, El Medio Oriente, señaladamente la Mesopotamia, constituyeron la culminación de diferentes procesos seminales que condujeron a las primeras civilizaciones y por ende, con complejos sistemas económicos y religiosos, como intentos explicativos del universo y continuación de la vida no individual pero si social.  
En una ciudad arqueológica, fascinante llamada Ugarit situada en la costa Mediterránea, sorprendió a los especialistas. Descubierta, entre las arenas de los siglos, por un campesino en 1928, fue finalmente excavada por el arqueólogo francés Claude Schaffer. La datación arrojó que Ugarit había sido fundada hacia 7000 ac, de hecho una de las primeras grandes metrópolis de la Antigüedad. Los habitantes, expertos marinos, mantenían en 3 mil ac, intenso comercio de cobre con Chipre, maderas con Sidón y Tiro, vinos y perfumes del Mediterráneo oriental; en la ciudad se producía una tintura púrpura muy apreciada que se obtenía de un molusco. Los comerciantes de habla griega provenientes de Micenas, lo llamaron Phoenix y de ahí se desprendió el nombre de Fenicia.. Ugarit era una ciudad rica con unos 40 mil habitantes lo cual obligó a construir una muralla que en el antiguo sumerio se decía ugarod, de ahí el nombre de Ugarit. El urbanismo desarrollado sugiere que la ciudad recibía numerosos extranjeros de lenguas y costumbres diferentes; con el consecuente enriquecimiento de lecturas de la realidad  Según las tablillas fenicias, antigua escritura de Mesopotamia común a diversos pueblos de la región,  se registró un eclipse solar ocurrido en el año 2223 ac, hecho que pone de manifiesto la avanzada astronomía practicada en la ciudad. En 1970 la arqueóloga estadounidense Ann Kilmer estudió una peculiar tablilla correspondiente al siglo XIV ac. El estudio de la tablilla mostró que se trataba de un registro musical con la letra en la parte superior e instrucciones de cómo tocar la lira sumeria de doce cuerdas en la parte baja. Este registro musical es mucho mas antiguo que el septum, propuesto por Pitágoras.
Cabe reflexionar que la existencia del arpa formada por un arco metálico, y cuerdas requirió un desarrollo milenario. Pero el registro permitió una posible interpretación la cual recomendamos buscar y, por supuesto, disfrutar

Alejandro Rivera Domínguez
Recomendación de la semana:
Himno a la diosa Nikkal. Berkeley University based on text translated by Ann Kilmer.
Correspondencia: kosmospuebla@yahoo.com.