sábado, 11 de agosto de 2018

Gente extraordinaria


 - La Historia Jamás Contada -

Aún en los medios más conservadores existen personas que no se adaptan a las normas tácitamente aceptadas por la mayoría –o impuestas por una minoría dominante, que es lo mismo-. No por ser asociales (incapaces de vivir en sociedad) o antisociales (estar en contra de ella), pues cuentan con amigos, conocidos y, por supuesto, familiares. Además de que suelen estar bien integradas institucionalmente en el trabajo, la escuela y otros ambientes. Tampoco sus actividades rutinarias son precisamente insólitas. Pero en sí mismas son personas innegablemente DIFERENTES, “free spirits” –“espíritus libres”, como se las conoce en inglés-.

Para quienes conviven con ellas, esta cualidad no representa un obstáculo insalvable para relacionarse, aunque posiblemente resulte un poco desconcertante al principio. Pero una vez establecido el vínculo comunicativo, las cosas suelen marchar como en cualquier relación. Ésta sería la forma natural o espontánea, que no siempre es el caso, pues interviene algo conocido como la IDEOLOGÍA. (Cuando uno comienza a hacer Sociología, las dos primeras cosas que aprende son: 1. Que la Sociedad –así, con mayúscula-, como un todo monolítico, NO existe y 2. La importancia decisiva de la Ideología.) Ésta, en términos generales, es el conjunto de ideas acerca de la “sociedad” que tiene una sociedad determinada. No sólo cómo se ve ella misma, sino qué aspira a ser: en esto radica su importancia.

Como por definición quienes son diferentes no concuerdan con el modelo ideal de sociedad -y sus miembros- que circula en la ideología, la actitud de la mayoría puede ser manipulada con relativa facilidad por cualquier demagogo. Es la tendencia en auge ahora, con un régimen político abiertamente derechista. Pero no siempre fue así.

En los años 70, tras el turbulento conflicto político-generacional de la década anterior, los avances alcanzados por los entonces “radicales” en cuanto a libertades individuales, se fueron “aclimatando” –institucionalizando- en toda la sociedad, generando un ambiente propicio a la DIVERSIDAD en todos los órdenes. Fue por ello una época de extraordinaria libertad personal, desde el atuendo y la apariencia hasta las opciones políticas, filosóficas y escatológicas, pasando por las relaciones interpersonales, del trato casual a las sexuales-afectivas.

Las personas se sentían cómodas siendo diferentes y la diferencia era apreciada socialmente. Luego, ya entrados los 80 y por motivos aún no bien comprendidos -por falta de investigación-, la tendencia fue revirtiéndose hacia la uniformidad, creándose nuevos convencionalismos como la “harlemización”, en la que todo adolescente a la moda –y gente mayor también- se vestía y comportaba como delincuente juvenil de barrio negro y pobre de Nueva York, o la “bracerización” de hoy en día, aunque ésta se da más entre individuos de mediana edad.

Así que la GENTE EXTRAORDINARIA, en el sentido literal de “fuera de lo ordinario”, de lo común y aceptado, es al mismo tiempo signo y posibilidad de LIBERTAD para todos, diferentes o no. Algo a tener en cuenta cada vez que se la descalifique o incite a su rechazo o persecución.

 (Publicado originalmente en Sabersinfin el 4 de julio de 2014)


Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

 Imagen: maidercomunica.files.wordpress.com