- La Historia Jamás Contada -
Hace tiempo que los temas misteriosos forman parte del bagaje
cultural de la persona común, quien ya no se arredra y ni siquiera se
escandaliza cuando alguien los toca, como era usual en las épocas de
Oscurantismo eclesiástico o científico, cuando adquirían el carácter de HEREJÍA
-real o virtual- al apartarse de la Verdad revelada por tan augustas Instituciones.
¡Bien por eso! Pero, en contraparte, han venido convirtiéndose
en otras más de tantas referencias anodinas que saturan tanto medios abiertos como Internet. Sí, los hechos misteriosos también se han banalizado, no por sí
mismos sino por las “explicaciones” y usos que se les da, básicamente en
contextos de entretenimiento, aunque también de CULTO, de manera que ya no son
hechos sorprendentes que retan a la razón, sino tan sólo confirmaciones de tal o
cual doctrina “ocultista” o teoría de conspiración.
Han perdido su encanto, cuando menos en la forma que solemos
consumirlos, al grado de que lo mejor que podemos hacer es dejarlos como están
para no acabar de trivializarlos. ¿Cómo se llegó a este extremo? ¿Está en la
naturaleza del Misterio dejar de serlo apenas se le acepte? ¿Al final serán
todos los misterios explicados por la teoría adecuada o integrados en alguna
doctrina útil, es decir, humanamente manejable?
Pienso que no, pues la fascinación que ejerce el Misterio
sobre la imaginación se debe precisamente a la sospecha de su incompatibilidad irreductible con
la Realidad conocida y/o aceptada. No es casual que sus detractores
aludan a su carácter escapista de realidades tan “importantes” como la simulación
política u otros temas también políticamente correctos -¿para quién?-, como
aquella disyuntiva que planteaban los disidentes “serios” de los ’60 entre el
existencialismo hippie y el activismo -o “compromiso”, como le decían- social. (Que
tuvo un paralelo cultural aquí en México con LOS SUPERMACHOS, revista originalmente de aguda crítica
política, que el Gobierno “despolitizó” convirtiéndola en divulgadora de temas
misteriosos. Paradójicamente, ambas versiones contribuyeron decisivamente a la
independencia intelectual de nuestra generación.)
Pero hay un aspecto del Misterio que no se compadece con el tratamiento
light o, cuando menos, neutro que intentan darle tanto los medios como los
cultos a los cuales sirve de soporte. Y no es otro que el HORROR, pues un
misterio presenciado o tan sólo evocado nos abre un vacío, como hemos
constatado quienes, deseándolo o no, estuvimos expuestos a él. (Como me sucedió
a raíz de una experiencia aterradora vivida una noche de diciembre de 1989, que
año y medio después todavía me provocaba ocasionales recuerdos intrusivos.)
Esta es precisamente la versión NO AUTORIZADA del Misterio, que muchos se niegan a considerar por resultar demasiado traumática,
prefiriendo quedarse en la cómoda posición de considerarlo como ABSOLUTAMENTE
inofensivo. Y este empecinamiento en see no evil acaba por desgastarlo, despojándolo
de su profundo -y, en gran parte, inconsciente- ATRACTIVO y condenándolo a la
banalidad de la que solía rescatarnos.
Así que una por otra: si el MISTERIO nos importa, asumamos
que no todo será una excitante y reveladora experiencia, y que bien puede
reservarnos alguna desagradable sorpresa, como sucede por lo demás con todo DEPORTE EXTREMO, entre los que debe ser clasificado.
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Imagen: www.forocoches.com