domingo, 26 de agosto de 2018

Cuando el talento no brilla más



- La Historia Jamás Contada - 
 
Es un lugar común referirse a la fuga de cerebros cuando se toman juntos dos hechos incontestables: por un lado, la existencia de individuos brillantes; por otro, el atraso que se observa por doquier. ¿Cómo es posible que éstos no impacten sobre su medio circundante, mejorándolo? Es porque nadie con poder de decisión los toma en cuenta, pese a su notoria capacidad de percepción y propuesta. Un tema ciertamente no abordado por algún excelso tratadista del ser nacional, de Octavio paz, Leopoldo Zea  o Samuel Ramos para abajo, ocupados en las razones o motivaciones profundas, empíricas o aún míticas, del comportamiento colectivo, pero dejando fuera a los individuos excepcionales, los que objetivamente hacen la diferencia.

Una manera sencilla de presentarlo es centrando el análisis en actividades como el arte, la invención técnica y el deporte, pues mientras que hay excelentes artistas, técnicos y deportistas en lo individual, no existen el ARTE, la TECNOLOGÍA y el DEPORTE como instituciones que garanticen las condiciones materiales -y de estima social- óptimas para que aquéllos desarrollen su particular talento en cualquier fase que se encuentre: cada uno(a) lo hace enteramente por su cuenta y –muchas veces-riesgo, incluso contra la corriente u opinión dominante en su medio –son la excepción por antonomasia a la regla-, sobre todo el inmediato, que suele convertirse en su peor enemigo al sabotear permanente y sistemáticamente su empeño.

En cuanto a las Instituciones formales, sean privadas o del Estado, la situación no es muy diferente: las primeras por su afán de lucro inmediato y al menor costo posible; las segundas por su tramitología y burocratismo operativo en general, que hacen a muchos aspirantes desistir y abandonar sus intenciones, apagándose su talento. (Pero aún dentro de las instituciones "idóneas" (¿?), las cosas llegan al absurdo, como cuando Abel García Castillo –un buen amigo de entonces- y yo, organizamos a nuestros compañeros del Conservatorio para -¡por fin!- hacer MÚSICA, proporcionándoles incluso partituras. Poco después nos informaron que el principal suspirante a la Dirección de la Escuela amenazó con expulsarlos si no asistían a la clase de Coros, verdadero atropello a la musicalidad, pero que la burocracia escolar usaba para justificar su empleo, sobre todo con los políticos.)

La triste historia de los INVENTORES habla por sí misma: son rechazados y hasta considerados locos, mientras políticos ignorantes –sí, es pleonasmo- sueltan millonadas al primer charlatán de fuera que afirme poseer la solución mágica. La consecuencia es que los primeros acaban amargados y su talento perdido.

El Deporte mismo carece de base: una CULTURA FÍSICA integral y generalizada entre la población, de la que algunos con vocación y determinación suficientes, podrán sobresalir. No es cosa de poner a competir a todos para enviar a los sobrevivientes a la siguiente prueba y así sucesivamente, vituperable práctica escolar que “evolucionó” a la maratonitis de moda. Tales competencias sin ton ni son no sólo han acabado prematuramente con el talento corporal de muchos, sino provocado lesiones físicas y emocionales permanentes…

El TALENTO, como la plata –con la que está relacionado históricamente-, puede NO BRILLAR MÁS si se abandona o maneja inadecuadamente. Por eso hay que PROTEGERLO.

(Publicado originalmente en Sabersinfin el 27 de marzo de 2015)


Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

Imagen: nuevotiempo.org