2 de julio de 2018
Despierto por el gran murmullo de los pájaros,
al amanecer escucho cómo gritan su victoria sobre la oscuridad.
Su canto es distinto, puedo escucharlos libres, más ligeros.
Luego me miro tan agradecida ¡tan libre!
Sé que puedo vivir en unas sábanas frías, blancas y limpias ¡con aroma!
¡mmm... los aromas de la soledad!
Despertando con viento, el frío de un amanecer,
el sol que pega en el rostro,
con la PAZ como compañera y la caricia de la enseñanza.
La paz del descanso de un anochecer,
el murmullo de mi mente está en calma,
sin la necesidad de ningún manto más para el frío.
Me hago consciente
y mejor disfruto escuchar atenta a esos pájaros cómo gritan su victoria,
del despertar,
del sentir ese nuevo día,
de ese nuevo amanecer;
por que el placer de su euforia dura tan poco...
esa conciencia me hace ver que ahora ya los empiezo a escuchar con más en calma,
en paz y me digo: tal vez ya se cansaron de gritar su amanecer.
Lisette Soto. Soñadora, alegre, apasionada en todo, amante de los viajes. Escribe sobre la vida.
