viernes, 12 de enero de 2018

Juan Rulfo -el zorro más sabio


Hacía tantos años que no alzaba la cara, que me olvidé del cielo.
Pedro Páramo

El día de hoy, 7 de enero, se cumplen 32 años de la muerte de uno de los escritores más importantes de los últimos tiempos de la literatura mexicana, el jalisciense Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, mejor conocido como Juan Rulfo, el cual fallece, a los 69 años, en la ciudad de México en 1986 a causa de un enfisema pulmonar producto del consumo de tabaco.


Rulfo nació el 16 de mayo de 1917 en Sayula, estado de Jalisco. Fue el tercero de los cinco hijos de Juan Nepomuceno Pérez Rulfo y María Vizcaino Arias. Una familia acomodada. Su padre murió asesinado el 1 de junio de 1923 cuando él tenía seis años.

Seis años después moriría su madre, quedando bajo la custodia de su abuela. Vivió su infancia en el campo, en su tierra natal, donde fue testigo de los violentos episodios de la rebelión cristera entre 1926 y 1929.

En 1934 se traslada a la Ciudad de México donde asistió como oyente al Colegio de San Ildefonso. En ese mismo año comenzó a escribir y a colaborar en la revista América. Su primera novela, “Los hijos del desaliento”, la comenzó a escribir en 1938, y en 1942, aparecieron publicados dos cuentos suyos en la revista Pan, que formarían parte de “El llano en llamas”, junto con otros que fueron  pareciendo en revistas. Se casó con Clara Aparicio en 1947, con la que tuvo cuatro hijos.

Juan Rulfo fue el autor de dos libros fundamentales en la historia literaria de México e Iberoamérica: "Pedro Páramo", considerada por la crítica una de las obras maestras de la literatura latinoamericana, y de una colección de cuentos titulada "El llano en llamas". Rulfo escribió poco, pero lo que escribió lo hizo con tal belleza y genialidad que eso le bastó para convertirse en un escritor inmortal en las letras mexicanas. La obra literaria de Juan Rulfo no cesa de editarse en español y en un número creciente de idiomas, que se acercan al medio centenar actualmente.

Creador de un universo rural inconfundible, Rulfo plasmó en sus narraciones no sólo las peculiaridades de la idiosincrasia mexicana, sino también el drama profundo de la condición humana. El llano en llamas (1953) reflejan un mundo cerrado y violento donde el costumbrismo tradicional se desplaza para vincularse con los mitos más antiguos de Occidente: la búsqueda del padre, la expulsión del paraíso, la culpa original, la primera pareja, la vida, la muerte, etc.

En “Pedro Páramo” (1955) -traducido casi de inmediato al alemán por Mariana Frenk y algún tiempo después en otros idiomas, como inglés, francés, sueco, polaco, italiano, noruego o finlandés- trata los mismos temas de sus relatos, pero los traslada al ámbito de la novela rodeándolos de una atmósfera macabra y poética.

Desde 1955, Rulfo anunció varias veces y en épocas distintas que estaba preparando un libro de relatos de inminente publicación, pero el autor no volvió a publicar libro alguno (en 1976, Rulfo confesó que la novela proyectada había terminado en la basura). De vez en cuando algunos textos suyos aparecían en las páginas de las publicaciones periódicas dedicadas a la literatura.

Así, en septiembre de 1959, la Revista Mexicana de Literatura publicó con el título de “Un pedazo de noche” un fragmento de un relato de tema urbano; mucho más tarde, en marzo de 1976, la revista ¡Siempre! incluía dos textos inéditos de Rulfo: una narración, “El despojo”, y el poema “La fórmula secreta”. 

Hombre de pocas palabras, aunque bromista en la intimidad, fue un círculo pequeño el que pudo acercarse al genio. Admiraba y mantuvo una relación de amistad con el escritor guatemalteco Augusto Monterroso. Este último le dedicó “El zorro es más sabio”, una fábula en la que alude a un escritor que, tras publicar dos títulos se alejó de la literatura. Monterroso es considerado uno de los maestros de la minificción. Sus minificciones cumplen con los elementos que debe tener todo cuento para que en pocas palabras la pequeña historia genere cuestionamientos acerca de la vida, la realidad y su propia interpretación del mundo.

La obra de Juan Rulfo, pese a constar sólo de dos libros, le valió un general reconocimiento en todo el mundo de habla española, reconocimiento que se concretó en premios tan importantes como el Nacional de Letras (1970) y el Príncipe de Asturias de España (1983). Sea esta entrega, amable lector, un pequeño homenaje a tan prestigiado escritor y digno representante de nuestra literatura mexicana.

Twitter @jarymorgado
jarymorgado@yahoo.com.mx
conoSERbien; www.sabersinfin.com