miércoles, 10 de enero de 2018

El espíritu decembrino


Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año
Charles Dickens

Diciembre es un mes muy especial ya que la nostalgia y la depresión nos hacen adoptar una forma de actuar sumamente particular. Lo anterior es debido a varios factores: el frío y los días cortos invernales que originan falta de luz trayendo como consecuencia el provocar cambios en el estado de ánimo, la concentración y la conducta de la persona.


Además, diciembre es un mes que viene marcado por una de las festividades que se celebra en varias partes del mundo y algunos consideran que es la más importante del año: la Navidad. Ya que en estas fechas además de que implican compromisos sociales y laborales (convivios), en la Navidad se notan más lo que no están. En diciembre también nos deprimimos porque hemos visto cómo ha pasado el tiempo y no hemos cumplido con nuestros propósitos que hicimos a principio del año y nuestras expectativas de superación están igual o peor que antes.

Una obra que hace alusión a este tipo de comportamiento y que fue publicada por primera vez el 19 diciembre de 1843, por lo que dentro de dos días se cumplirán 174 años, es “Canción de Navidad”, “Cuento de Navidad” o “El Cántico de Navidad”, cuyo título original en inglés es A Christmas Carol, escrita por Charles John Huffam Dickens (1812- 1870), mejor conocido como Charles Dickens, destacado escritor y novelista inglés, uno de los más conocidos de la literatura universal.

El libro “Cuento de Navidad” fue escrito y publicado durante la época victoriana, un tiempo en el que existía una gran nostalgia por las viejas tradiciones navideñas unida a la introducción de nuevas costumbres como los árboles de Navidad y las tarjetas de felicitación. Las inspiraciones de Dickens para escribir la novela parecen ser las tristes y humillantes experiencias de su infancia, su simpatía por los pobres, y varios relatos navideños y cuentos de hadas.

Dickens vivió una época en donde la pobreza y la diferencia de clases azotó la población inglesa, pero especialmente a los niños y jóvenes quienes debían trabajar y sufrir maltratos. Muchas veces, estos jóvenes estaban incluso condenados a problemas como la prostitución debido a la carencia de recursos, Dickens de hecho, fue víctima de estas condiciones debido a su historia familiar.

Dickens se dio cuenta de que la forma más efectiva de hacer llegar a una mayor cantidad de población sus preocupaciones sociales sobre la pobreza y la injusticia era escribiendo una profunda historia navideña. La novela ha sido vista como una condena del capitalismo industrial del siglo XIX. También se ha considerado que contribuyó a la restauración de la Navidad como una época de celebración y festividad en el Reino Unido y Estados Unidos tras un periodo sombrío.

La novela de Dickens está cargada de varios simbolismos que marcaron la propia historia y que la han vuelto adaptable a nuestro tiempo. Charles Dickens amaba la Navidad, pero su más famoso personaje navideño, Ebenezer Scrooge, no era muy feliz por estas fechas. Dickens amaba y demonizaba a su padre al mismo tiempo, y fue este conflicto psicológico el que inspiró la existencia de dos personalidades distintas en Scrooge en la novela: un Scrooge frío, egoísta y avaro y otro Scrooge benévolo, generoso y amable, cuya actitud le hace ganarse una reputación casi santa.

En la novela, Scrooge es la personificación del invierno, así como también de los vicios de la sociedad representados en avaricia y egoísmo. Scrooge como el invierno, es sucedido por la primavera, es decir por el renacer espiritual que tiene tras la visita de los 3 espíritus de navidad. El corazón duro, frío y triste de Scrooge es restaurado a la alegría y la buena voluntad que conoció en su infancia y juventud.

Los tres espíritus le muestran a Scrooge su realidad y lo que ha hecho con su vida, desde su juventud donde perdió su inocencia y su alegría, su presente y como sus actitudes afectan a los que le rodean y su futuro donde percibe la realidad de sus actos al ver que no será recordado y será odiado por sus semejantes. Por lo que él reacciona y se transforma.

Esta historia nos deja mucho que pensar sobre nuestra vida, nuestros actos y espor esta razón que es atemporal y sigue siendo tan popular incluso en nuestros tiempos.  Si observamos a nuestro alrededor, amable lector, fijándonos en lo que tenemos y no en lo que nos hace falta, nuestra vida será más plena, es por ello que debemos reflexionar que diciembre es un mes festivo, no es un mes para la depresión.

Jorge Rodriguez y Morgado 2Twitter @jarymorgado
jarymorgado@yahoo.com.mx
conoSERbien; www.sabersinfin.com