sábado, 16 de diciembre de 2017

De apariciones, mensajes... y humanos


- La Historia Jamás Contada -

Entre los casos más espinosos de la fenomenología paranormal –y mucho más numerosos de lo que se supone- están las relaciones “comunicativas” entre ALGO misterioso y los seres humanos. Ellas han constituido el núcleo original de incontables movimientos religiosos, muchos cristalizados al paso del tiempo en Iglesias. Pero la religión no tiene el monopolio de estos contactos (con) extraños: es lo usual y esperado en la MAGIA, de la que aquélla no es sino la versión diluida –al menos para sus feligreses o seguidores-, con el sacerdote u oficiante desempeñando el papel de mago que convoca a esos Poderes para la comunidad. (Si lo consigue o no, está a discusión, pero de cualquier manera vive de la esperanza –actitud de esperar-, propia y ajena.)

El fenómeno también se presenta con los “sanadores”, quienes aseguran no ser ellos, sino una entidad incorpórea, la que opera por su conducto cuando intervienen a un paciente. Y en el Espiritismo, donde el objetivo declarado es ponerse en contacto con los “espíritus” –vía un(a) médium- para los más variados fines, desde sentir la titilación que produce la cercanía de lo desconocido, hasta cuestiones bastante pragmáticas, como saber dónde quedó el dinero.

Pero están los contactos NO buscados –tema central del artículo-, en que ese algo se manifiesta espontáneamente a un desprevenido sujeto por motivos y con intenciones indescifrables, dándole un susto de aquéllos para enseguida formularle las más extrañas peticiones, frecuentemente acompañadas de un MENSAJE – ¡el famoso mensaje!-, cuyo efecto es vencer su última resistencia convenciéndolo de haber sido elegido una especie de mensajero honorario de los “dioses”. Lo que sigue es déjà vu.

¿Conocido? Como anoté al principio, estos casos son insospechadamente recurrentes –aún en la actualidad- y en ocasiones sus consecuencias rebasan ampliamente el ámbito mágico-religioso, como con Juana de Arco en la Francia medieval, o Francisco I. Madero en México… o el mismísimo Hitler. Pero incluso los “pequeños” dramas, aparentemente intrascendentes, de toda la gente común cuya vida quedó trastocada por estas intrusiones, indican tratarse de un asunto SERIO –por más que lo ridiculicen los debunkers (negadores por sistema)-, digno de mayor atención y reflexión de la que suele prestársele.

Información, paradójicamente la hay, implícita en una inmensa cantidad de relatos, antiguos y modernos, pero también explícitamente en las obras de investigadores como John A. Keel, Jacques Vallée, Salvador Freixedo, Juan G. Atienza, Gordon Creighton y otros, que han ido más allá de las cómodas apariencias o versiones cuasioficiales religiosas, civiles o militares, resultando relevante su lectura en un terreno de suyo resbaladizo, donde las cosas no siempre o casi o nunca son lo que parecen y, mucho menos, inocentes o deseables.

Resumiendo, no todo es fanatismo, credulidad o folklore en cuanto a apariciones y contactos, algunos prolongándose en “relaciones” duraderas - en principio hay que distinguir entre tradiciones y costumbres, por un lado y experiencias vividas, por otro-, pues siempre queda un residuo MISTERIOSO del que conviene estar al tanto por si alguna vez, así sea involuntariamente, nos confrontamos con él.

(Publicado originalmente en Sabersinfin el 12 de diciembre de 2014)

Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

Imagen: Internet