sábado, 4 de noviembre de 2017

Mensaje para una era de ansiedad



Para comprender la seguridad no hay que enfrentarse a ella,
sino incorporarla a uno mismo.
Alan Wilson Watts

Nuestro tiempo es una era de ansiedad, agitación y adicción. Siempre corriendo, con prisas y entre multitudes: esta vida provoca depresiones. Ni siquiera nos damos cuenta de que poco a poco hemos olvidado cómo caminar lentamente. Basta echar una mirada a nuestro alrededor para darnos cuenta, con consternación, de las cosas que ocurren, no solo en nuestro país sino también en diversas partes del mundo.


Inseguridad, autoritarismo, competencia, frustración, drogadicción, crisis económica, estrés, falta de sueño, vida sedentaria, tensión, fatiga en general, son las constantes del mundo moderno. Rara vez disfrutamos de la naturaleza ya que el aumento de la actividad solar y la falta de oxígeno en el aire de las grandes ciudades son los factores biológicos de nuestra fatiga. Aun así, tratamos de estar siempre de buen humor, incluso hay un término médico para ello: depresión sonriente. Es por esto, que para buscar alivio del tedio y de esas causas de ansiedad: anhelamos la distracción. Se ha hecho costumbre que un espectáculo de visiones, sonidos, emociones y excitaciones, sean los medios de evasión.

Situaciones de compleja ansiedad, semejantes a las actuales, se presentaron después de la Segunda Guerra Mundial y para ayudar a superar ese estado, en 1951, Alan Wilson Watts (1915–1973) -filósofo británico, editor, sacerdote anglicano, locutor, decano, escritor, conferenciante y experto en religión, que escribió más de veinticinco libros y numerosos artículos sobre diversos temas-, publicó un libro titulado “La Sabiduría de la Inseguridad: Mensaje para una era de ansiedad”. Texto en el cual el autor se plantea la pregunta: ¿cómo vivir en un mundo de inseguridad? Encontrando la respuesta en la ley del esfuerzo invertido: los seres humanos sufren y perecen debido a los esfuerzos mismos que hacen por no sufrir y por no perecer. Los hombres parecen ser felices sólo mientras tengan un futuro a la vista, ya sea el bienestar de mañana mismo o una vida eterna más allá de la tumba. Por lo que en el texto se hace un llamado a “vivir el presente sin la ansiedad generada por el espejismo del tiempo y de la historia”.

Watts plantea en el libro la ley del esfuerzo invertido o ley de la retrocesión, citando que “Cuando intentas permanecer en la superficie del agua, te hundes; pero cuando tratas de sumergirte, flotas”. Es decir, se crean efectos contarios. Sosteniendo que la inseguridad es el resultado del intento de tener seguridad, pues cuanto más deseamos el conseguir “algo”, tanto más vulnerables somos a su “opuesto”. Nos hemos convencido de que la existencia vale la pena por la creencia de que hay algo más que las apariencias externas, que vivimos para un futuro más allá de la vida presente, puesto que el aspecto exterior no parece tener sentido.

Nuestra época no es más insegura que cualquier otra, establece Watts: “La pobreza, la enfermedad, la guerra, el cambio y la muerte no son nada nuevo. En los mejores tiempos, la seguridad nunca ha sido más que temporal y aparente, pero fue posible hacer que la inseguridad de la vida humana resultara soportable por la creencia en las cosas inmutables más allá del alcance de la calamidad, en Dios, en el alma inmortal y en el gobierno del universo por unas leyes justas y eternas. Hoy en día, esas convicciones son poco frecuentes, incluso en los círculos religiosos. Así mismo, con la ciencia: la lógica, la inteligencia y la razón están satisfechas, pero el corazón está hambriento, pues el corazón ha aprendido a sentir que vivimos para el futuro”.

Watts compara el deseo humano con el animal, encontrando muchas diferencias extraordinarias. “El animal tiende a comer con el estómago y el hombre con el cerebro. Cuando el animal tiene el estómago lleno, deja de comer, pero el hombre nunca está seguro de cuándo se va a detener. Los deseos humanos tienden a ser insaciables”.

Concluye el autor que ante un problema el decir ¿Qué vamos a hacer al respecto? es una pregunta que sólo formulan quienes no comprenden el problema. Si un problema puede resolverse: comprenderlo y saber qué hacer al respecto son una y la misma cosa.

Es por ello, amable lector, que este libro de Alan W. Watts, el cual se recomienda ampliamente, posee inagotable actualidad en nuestra época de incertidumbre y crisis, para encontrar la serenidad en la era de la ansiedad.

Imagen: pbs.twimg.com

 Jorge A. Rodríguez y Morgado

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conoSERbien; www.sabersinfin.com

Publicado originalmente en Saber Sin Fin el 19 de septiembre de 2016