“Eres lo que eres por lo que has sido, y serás en gran medida por lo que eres ahora”.
Abel Pérez Rojas
Es un privilegio tener en nuestro acervo experiencias plenamente identificadas a las cuales acudir para volver a vivir pensamientos y sentimientos, o bien como nichos personales en la convivencia consigo mismo y con los demás.
En estos asuntos de acudir a pasajes específicos del pasado, Anthony Hopkins, el célebre actor británico, es un privilegiado confeso, sobre todo en relación con su inolvidable interpretación del doctor Hannibal Lecter.
En una reciente entrevista (Bild am Sonntag, citada por La Jornada-), Hopkins habla de su soledad y de temas varios, entre ellos dice que no obstante transcurridos más de veinticinco años de la película El Silencio de los Inocentes (The Silence of the Lambs), frecuentemente la prensa le sigue preguntando sobre el doctor Lecter.
Hopkins hace una pequeña confesión en la entrevista, porque dice que a veces en fiestas se mete en el personaje y que: "Incluso si estoy de buen humor, me meto durante unos minutos en el papel de Lecter", agregó.
¿Se imagina usted la experiencia inolvidable si aunque sea por unos breves minutos Anthony Hopkins interpreta frente a usted la mirada inteligente del sanguinario caníbal?
Pero, por otra parte, ¿no acaso el personaje es para el actor una especie de traje, en el cual una vez enfundado, sus emociones y pensamientos se alinean acorde a la descripción del guion?
Al leer y reflexionar sobre los pequeños permisos que se da Hopkins en relación con Hannibal, no pude evitar recordar las palabras que hace poco un buen amigo que interpreta en fiestas infantiles a Spiderman me dijera: “Me dan nervios las alturas, pero una vez enfundado en el traje del arácnido todo cambia, cualquier rasgo de acrofobia desaparece”, me compartió.
En cierta forma nos sucede algo parecido a quienes escribimos. A mí me sucede con la poesía.
Me traslado a mundos distantes y experimento emociones de todo tipo cuando comparto públicamente alguno de mis poemas. En cierta forma soy otro, como el actor es otro cuando asume el papel que interpreta.
Y estoy seguro que algo parecido experimentan los creadores sin importar el arte de la que se trate.
Por extensión y por la propia naturaleza humana ¿Acaso no todos en mayor o menor medida y frecuencia podemos experimentar situaciones y pasajes significativos del pasado?
¡Claro que sí!, sólo que hacerlo de manera consciente potencia la experiencia y la convierte en un recurso de nuestro acervo.
Un recurso al cual podemos acudir cuántas veces sea necesario y cuando más nos convenga.
También es una herramienta de aprendizaje, porque nos sirve para contrastar lo que somos y lo que no somos, es decir, entre lo que vivimos realmente y lo que actuamos hay un trecho que evidencia las múltiples posibilidades que tenemos para elegir cambiar.
Vea usted que los creadores artísticos tienen la oportunidad de acudir constantemente a esta relación dialógica para nutrirse y seguir creando: lo que soy con lo que no soy, pero puedo ser.
Pero quienes no son artistas también lo pueden hacer acudiendo a sus experiencias previas significativas, para de vez en cuando, así como Hopkins juguetea interpretando ocasionalmente a Lecter, podamos recordar lo que somos con las múltiples posibilidades de lo que podemos ser.
¿Qué le parece?
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente.
Publicado originalmente en Saber Sin Fin el 06 de junio de 2017