Para ser honesto primero conocí a sus hijas.
Y han sido de lo mejor que me ha pasado, dos mujeres que me han brindado su amistad a través del tiempo y las vicisitudes de la vida.
Y fue a través de ellas que lo conocí, cuando hace años estaba iniciando mi investigación sobre las diversiones en Puebla en los años 40, me era necesario entrevistar a alguien que hubiera vivido en esa época. Ahí fue cuando me lo presentaron, platiqué con él un largo rato, como en esos años había estado viviendo en el Distrito Federal, me presentó a otro personaje del que hablaremos en su momento.
Sin embargo, la entrevista me permitió conocer a una persona que vivió su época y bien vivida.
“El Diablo” era el sobrenombre de Rodolfo Márquez López, quien nació en Puebla en 1920, de oficio rotulista, y que tenía por costumbre y afición el baile.
Don Rodolfo conoció el salón Los Ángeles, el salón México, en su época dorada, ahí se la pasaba bailando y conociendo mujeres. Todavía a la edad de 80 años se iba a los bailes de la tercera edad, aquí en Puebla, y las muchachas (de 50 años) se peleaban por tenerlo de pareja.
Don Rodolfo pertenece a una época donde el machismo imperaba, aquellas imágenes del cine de rumberas, eran casi espejo fiel de la realidad. Todos, por más pobres que fueran, tenían por lo menos un traje para salir a pasear y/o bailar. Bueno para meter las manos. Las mujeres eran trofeos.
En el próximo artículo reseñaré la entrevista que tuve con él, por hoy quisiera transcribir dos textos que me dio antes de iniciar aquella plática.
El primero nos habla de sus inicios y sus reglas en el baile:
“Empecé a bailar a la edad de 18 años, en los salones La Floresta, Salón México, Iztacalco Club, El Unión, Salón Colonia, Shing Club, etc, etc, etc.
1.- Según mis reglas el hombre debe mandar, si mandar se llama llevar.
2.- Yo cuando (he) enseñado a neófitas es rítmicamente, y no aritméticamente.
3.- La estilización de los giros procurando respetar lo clásico. Puede ser lo que invente el bailador o copie.
Dic. 1994”
El segundo nos habla de sus parejas de baile:
“Una vez me dijeron, que si llegara a tener una amiga sería dichoso.
Hoy, viejo (de) 74 años y achacoso, con defectos y vicios, gracias a ti “amiga” me siento “rey”.
Pues siendo el baile mi mayor vicio encontré en ti una magnífica pareja, que me supo sobrellevar bailando conmigo, gracias, gracias, gracias, mil veces gracias, a mis “amigas” compañeras de senectud del club “Edad Dorada”
Mis parejas
Ninfa, Amelia, Rebeca, Enriqueta, Avelina, Rocío.
Con ustedes, yo fui feliz bailando y ojalá ustedes también”
Diciembre 1994
Dentro de su gusto por el baile se encuentra en un especial lugar el tango; buen bailador, él decía: “Si me preguntan cuántas posiciones sexuales conozco, les digo que 72, porque 72 son los pasos de tango.”
El viernes pasado, un día antes de cumplir 90 años, “El Diablo”, Rodolfo Márquez, falleció. Este último texto bien pudiera ser su despedida.
Jorge Alberto Durán Ramírez es profesor de Educación Física, licenciado en Historia, aprendiz de artista. Le gusta la música folklórica latinoamericana, que interpretó hasta antes de casarse; gusta de escribir cuento y teatro, actividad que inició después de casarse. Creyente fervoroso de que el amor es el motor del mundo, lo practica antes y después de casarse, la mayoría de sus escritos versan sobre el mismo tema: El amor