sábado, 28 de octubre de 2017

Irlanda, por ejemplo...

- La Historia Jamás Contada -

A muchos nos sorprendió el resultado del referéndum constitucional del pasado 22 de mayo en ese país, con una inobjetable mayoría a favor del al matrimonio entre personas del mismo sexo, convirtiéndose además en el primero en legalizar esta unión por decisión popular. Un hecho (muy) sorprendente por dos cosas: la primera, que se consultó directamente a la población, en lugar de recurrir a los “usos y costumbres” –y otras ma…niobras- parlamentarias, mediante las cuales los Partidos primero negocian entre sí, de acuerdo a sus particulares y normalmente mezquinos intereses -¡al fin corporaciones!- y sólo al último –o tal vez nunca- consideran el interés general de la sociedad.

 Y la segunda, por tratarse de un pueblo acendradamente católico, lo que significa haber ido contra uno de los dogmas no negociables de la jerarquía vaticana, cuya primera reacción fue la de un tal Cardenal Parolin, quien se apresuró a calificarla de una “derrota para la Humanidad”. Grandilocuente el señor, amén de vivir ajeno a la realidad cotidiana de este Mundo. (Aunque siempre ha habido irlandeses no alineados, de los que recuerdo en este momento a dos famosos: el dramaturgo George Bernard Shaw, quien mantuvo una permanente postura crítica frente al catolicismo, como en su obra ANDROCLES Y EL LEÓN, adaptada al cine en 1952, que viene siendo la versión humorística y liberadora del dramón QUO VADIS? de Sienkiewicz, y la cantante Sinéad O’Connor, quien rompió frente a las cámaras una fotografía de Juan Pablo II, para espanto de los fans –literalmente “fanáticos”- de éste.)

El reciente Irish affair que  nos ocupa, además de su importancia decisiva para el movimiento de ya varias décadas por la liberación homosexual, plantea cuestiones de la mayor relevancia sobre el fondo de la denominada Política en las sociedades “democráticas” contemporáneas, a saber: ¿Cuál es exactamente el papel de los Partidos en el Gobierno de éstas?, ¿Representan realmente el sentir y pensar de importantes sectores de la población?, ¿Contribuyen a fijar y depurar tendencias progresistas o son, por el contrario, estorbos para la evolución social? (Otro asunto igualmente “espinoso” para los Partidos es la interrupción voluntaria del embarazo, en el que se comportan, por acción u omisión, como coadjutores oficiosos del Clero más reaccionario, a pesar de la oposición de algunas individualidades –usualmente mujeres- que terminan por “disciplinarse” a las directrices de sus cúpulas.)

De la relación objetiva, más allá de idealismos, hipóstasis y formalidades institucionales, entre la vida social real y la democracia representativa que encarnan los Partidos políticos con su desgastante parafernalia –campañas, acuerdos, etc.-, Irlanda es un buen ejemplo al acabar de demostrar su pueblo en los hechos cómo salir del impasse recurriendo a la democracia directa y efectuando los ajustes necesarios para una mejor convivencia –sobre todo más justa- entre los irlandeses, mal que les pese a los entrometidos de siempre.

Queda, pues, planteada la pregunta clave: ¿Podremos nosotros, venciendo la inercia e indolencia institucionales, hacer lo mismo en ése y otros aspectos de la mayor urgencia social, antes de que sea DEMASIADO TARDE?

(Publicado originalmente en Sabersinfin el 5 de junio de 2015)

Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

Imagen: cb24.tv