Si se pudiese definir a alguien por su contribución a la historiografía de México, sin duda se llamaría Friedrich Katz. Por ello creo que México, ha perdido con su muerte -acaecida el fin de semana- a uno de nuestros más grandes estudiosos de la historia de México.
De origen austriaco, fue acogido junto con su familia en México en el año de 1940, donde estudió la preparatoria y posteriormente en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, con dos títulos doctorales y doctorados honoris causa de la Universidad de Colima, de la Universidad Libre de Berlín y de la Universidad de Viena. Experto en la historia de México, desde su tesis doctoral el Dr. Katz hizo un estudio sobre la situación social y económica de los aztecas, esta tesis fue publicada en México por la UNAM en 1966 con el título de Situación social y económica de los aztecas durante los siglos XV y XVI. Maestro de varias generaciones de historiadores, todos ellos se han referido a él como un maestro generoso que en todo momento compartió sus conocimientos.
En su interés por la historia de México de los siglos XIX y XX publica La guerra secreta en México que sin duda clarifica los intereses políticos, económicos y diplomáticos internacionales que confluyeron en el escenario de la Revolución mexicana.
Pancho Villa publicada en dos tomos, es considerado por los expertos como una “hazaña intelectual” ya que señalan que es, mucho más que una biografía, representa “un estudio concentrado en la vida y acciones de este personaje que va permitiendo construir ese confuso momento revolucionario y su impacto como ideología y como movimiento social en Chihuahua, México y Estados Unidos.
La República restaurada y el porfiriato, Las rebeliones rurales en México a partir de 1819, El fin del viejo orden en las haciendas de México 1911-1913, Nuevos ensayos mexicanos; en fin, innumerable su obra, de la que seguramente los próximos días darán cuenta muchas y muchos historiadores, alumnos, discípulos, amigos, colegas; no solo mexicanos y poblanos sino de toda América Latina y el mundo.
Sin ser una experta pero teniendo clara la aportación del Doctor Friedrich Katz a México, a manera de reconocimiento que permita además ponderar al ser humano, me refiero a un fragmento de uno de los ensayos publicado en libro Nuevos Ensayos mexicanos, leído en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones Mexicanas en el año 2006 -recordado con motivo de la muerte de Katz por el escritor Adolfo Gilly- ya que no solo ha sido considerado el más conmovedor de este libro, sino también porque en él relata la extraordinaria actividad de un ilustre poblano Gilberto Bosques oriundo de Chiautla de Tapia, cónsul mexicano en la Francia de Vichy durante la Segunda Guerra Mundial, quien mediante toda clase de medidas, maniobras y artilugios dio protección en dos castillos alquilados al efecto y extendió visas mexicanas a un número incontable de refugiados españoles y de otras nacionalidades.
Bosques -como sabemos- “decidió excederse ampliamente de sus instrucciones”, escribe Katz. “Cualquier refugiado que se le acercaba obtenía una carta del consulado mexicano en la que se declaraba que él o ella tenía una visa mexicana con la cual podía escapar de los campos de internamiento franceses antes de que la Gestapo llegara para deportarlo de regreso a Alemania. Bosques no sólo les procuraba la libertad, sino también dinero”.
La figura única de don Gilberto, encarnación de una política internacional de solidaridad y apoyo a los pueblos avasallados, aparece en toda su dimensión en los recuerdos de Friedrich Katz, habiendo sido él y su familia unos de los que fueron salvados por esa política. Bosques mismo terminó internado en Alemania cuando México declaró la guerra a este país, y sólo pudo volver a su patria en 1944, en intercambio con agentes alemanes detenidos en México. Y aquí entra, en este libro singular, la figura del muchacho que era Katz en ese año. El Katz adulto nos narra la escena del regreso de don Gilberto:
“Cuando se extendió la noticia de su liberación entre la comunidad de los refugiados en México, miles de los que le debían ayuda y otros que lo respetaban por lo que había hecho, como mis padres, decidieron acudir a darle la bienvenida a la estación de Buenavista, en la ciudad de México. En esa ocasión, mis padres me llevaron con ellos, y recuerdo haber esperado durante tres horas en una noche mexicana más bien fresca. El tren se retrasó varias horas, pero ninguno de los miles de refugiados que esperaban allí de pie se fue a su casa. Cuando Bosques llegó, hubo vítores y abrazos, y miles de personas lo sacaron en triunfo de la estación de ferrocarril”.
Por ello a unos días de conmemorar el centenario del movimiento social de Revolución mexicana, -justamente la etapa más estudiada por el Dr. Katz- en homenaje a su contribución y basada en que en todas sus entrevistas expresaba su admiración por el carácter vivo que seguía teniendo la Revolución en el presente mexicano, es obligado leer y releer la obra de Friedrich Katz.
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Rocío García Olmedo ha desempeñado diversos puestos públicos y políticos en el estado de Puebla, México. Rocío García Olmedo es diputada de la LVII Legislatura del H. Congreso del Estado de Puebla.