02 de enero de 2019
La publicidad de juguetes, películas, videojuegos, videos musicales y moda dirigida a los niños, contribuye a generar una hipersexualización cada vez más precoz en la infancia, en especial en las niñas de entre cinco y nueve años de edad, afirmó Gabriela Orozco, académica de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
La hipersexualización exalta la sexualidad de los pequeños, al ser presentados como miniadultos; este proceso es innatural e insano para su desarrollo, pues podría afectar su salud mental y psicológica, además de propiciar a más corta edad ansiedad, depresión, insatisfacción corporal y trastornos alimentarios como anorexia y bulimia.
Asimismo, promueve el erotismo prematuro de las niñas, que constantemente son bombardeadas con modelos de éxito social debido a sus atributos físicos. “Esto las expone a comportamientos sexuales patológicos, pues visten con ropa inadecuada, se maquillan y usan tacones”.
Los adultos también promueven esta conducta, “porque a las niñas les regalamos muñecas que exaltan un ideal estético femenino; además, tienen libre acceso a dispositivos electrónicos sin la supervisión de sus padres, cuando carecen de la madurez física y psicológica para procesar la información que reciben y que contribuye a acelerar su transición hacia la adolescencia”, dijo la especialista en psicobiología y neurociencias de la conducta.
Por otra parte, destacó que un sector importante de la población infantil escucha reguetón, cuyas letras e imágenes en videos tienen alto contenido sexual y de violencia.
Gabriela Orozco resaltó que la tendencia sexualizadora provoca que las pequeñas busquen la aceptación de los demás en función de su físico, lo que disminuye sus habilidades cognitivas, las empuja a adoptar un rol pasivo y genera infantes frágiles.
“Crecerán sin el espíritu crítico necesario para salirse de ese esquema y pasarán gran parte de su vida tratando de encajar en un modelo físico, quizá inalcanzable. En un guion unilateral, no decidido ni negociado por ellas, porque procede del mercado”.
La universitaria expuso que es responsabilidad de los papás, la familia y la escuela prevenir el fenómeno de la hipersexualización mediante la transmisión de valores y principios. “Es necesario dosificar y supervisar la información que les llega sobre música, juguetes, videojuegos, caricaturas y películas, y comprobar que los contenidos a los que acceden sean apropiados para su edad”.
De igual manera, a los niños se les debe ayudar a desarrollar un sentido crítico. “La comunicación es importante, explicarles, inculcarles valores como la colaboración, el amor, el respeto; mostrarles que las persona valen por lo que son y no por el atractivo físico”.
Gabriela Orozco reiteró que en las niñas se debe promover el poder y la fuerza, enseñarles a desarrollar o reforzar su autoestima, a pesar de los patrones que dictan los medios de comunicación.
Finalmente, indicó que el constante “ataque” mediático contribuye en gran medida a sexualizar a los pequeños. En 2001 surgieron expresiones, posturas y códigos de vestimenta para infantes, que por ser prematuros definieron ese concepto, subrayó.
En 2007, la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) divulgó un documento donde denunció la tendencia a sexualizar a los niños mediante programación y publicaciones que resaltaban el éxito de las mujeres por sus atributos físicos, influyendo de manera particular en las niñas.
Estudios en Francia revelan que niñas menores de nueve años, influenciadas por los medios para cumplir los estándares de belleza, se perciben muy gordas o manifiestan un intenso temor a ganar peso.
Boletín UNAM-DGCS-915/2020