- La Historia Jamás Contada -
De un tiempo acá se ha venido insistiendo en medios
académicos, a veces seguidos por los de masas, sobre la existencia de una
crisis de SALUD MENTAL de proporciones sociales, bastante alarmante por sus previsibles
consecuencias no digamos para la calidad de, sino la posibilidad misma de una
convivencia civilizada y segura.
Aunque la alerta probablemente se diera por la desusada
cantidad de suicidios, sobre todo entre los jóvenes y muy jóvenes, también habría
que considerar la proporción de feminicidios, la ya característica actitud
beligerante de los seguidores incondicionales del Candidato-Presidente y la
siempre latente posibilidad de una repentina PSICOTIZACIÓN de colegiales considerados
normales, además de una reserva siempre presente entre aficionados a
actividades que van del consumo de drogas psicoactivas a experiencias al borde
de la realidad, estas últimas cuyos riesgos ya he tratado en varias ocasiones anteriores.
Sin embargo, durante mi aproximación preparatoria al tema en
la semana, me resultó evidente que, si bien todo parece indicar que se trata de
casos de contagio psicológico, definitivamente no encajan en la categoría
clínica de las folies à deux, trois, quatre, etc., propias de círculos cerrados
cuyos miembros sostienen fuertes vínculos emocionales personales entre sí, sino
más bien de Massenpsychosen cuyos pacientes ni siquiera saben que existen otros
muchos con síntomas parecidos, a los cuales nunca conocerán en la vida.
Así que me veo obligado a plantear el problema en dos etapas
o niveles: el propiamente clínico y el comunicativo (de masas), donde algo
podría hacer la Sociología del Conocimiento, tal como la desarrollan P. Berger y
T. Luckmann en su libro LA CONSTRUCCIÓN
SOCIAL DE LA REALIDAD.
Pero en este caso se trataría de una construcción donde sus
elementos no son tomados de la vida cotidiana objetiva del sujeto, sino de una
realidad virtual, sintética, creada por alguien más pero en la que el individui afectado se sumerge neuróticamente
para desahogar su frustración crónica o, peor aún, que ha pasado a ser la única
que tiene, una PSICOSIS, es decir, que ya sólo vive en su mente, pues acabó desconectándose
definitivamente del mundo exterior, cuyos estímulos ya no lo alcanzan.
Tanto uno como otro caso de CONSTRUCCIÓN PATOLÓGICA DE LA REALIDAD se están dando ahora mismo, algunos espontáneamente, pero muchos más deliberados,
como las fake news y la fanatización política o religiosa, cuyos fabricantes confían
en recibir ganancias fáciles –no necesariamente económicas- al contar con el
caldo de cultivo perfecto: un país en grave crisis social, como el nuestro, con
millones de habitantes que sólo quieren ESCAPARSE de la realidad, temporal o
permanentemente.
Pues así están las cosas, hay que asumirlo y elaborar
nuestras propias ESTRATEGIAS personales y sociales para no convertirnos en uno más de los que simplemente han dado el paso fatal…
¿ALGUNA IDEA?
Fernando Acosta Reyes (@ferstarey)
es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.
Imagen: Internet
Imagen: Internet