10 de diciembre de 2019
La Flor de Nochebuena es un símbolo de las festividades decembrinas; es una de las plantas de maceta más comercializadas en el mundo por su belleza ornamental, y a pesar de las controversias, es de origen mexicano, afirmó Laura Trejo Hernández, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, campus Tlaxcala.
México cuenta con variedades desarrolladas durante varias generaciones, de las cuales se han patentado 12, dijo la investigadora del Laboratorio Regional de Biodiversidad y Cultivo de Tejidos Vegetales, del IB.
Su nombre original, en náhuatl, es cuetlaxochitl, que significa “flor que se marchita”, Las referencias más antiguas de esta planta se encuentran en códices recopilados por fray Bernardino de Sahagún, en su obra “Historia general de las cosas de la Nueva España”, refirió.
Pero en el mundo también se le conoce como poinsettia, flor de pascua, pastora, corona del inca, pascuero, estrella federal, flor de nadal, entre otros nombres.
Crece de manera natural en bosques tropicales subcaducifolios, aunque se puede encontrar en selva húmeda y en bosques de galería como los de Guerrero y Morelos.
La mayoría de estas flores requieren sombra, porque el sol las seca; de ahí que Trejo Hernández considere que “un rasgo relacionado con su origen es el nombre náhuatl: ‘flor que se marchita’”.
En la actualidad, en poblaciones cercanas a las zonas donde crece de manera silvestre siguen adornando los altares con la flor.
Producción mundial
De acuerdo con cifras de 2018, Europa produjo 110 millones de plantas; le siguió Estados Unidos, con 50 millones; y México, con 19 millones de plantas.
En nuestro país, según cifras de 2017, los principales productores fueron Michoacán, con 975 mil; Puebla, con 938 mil; Morelos, con 790 mil plantas; Jalisco, con 728 mil plantas; la Ciudad de México, con 593 mil; y el Estado de México, que cultivó 103 mil.
A través del tiempo
La Euphorbia pulcherrima es una sola especie, distribuida naturalmente desde Sinaloa hasta Guatemala, por la costa del Pacífico. “Reportes botánicos indican que hay en El Salvador, Honduras, Nicaragua, y Costa Rica, pero se debe explorar si son silvestres o introducidas, y hacer estudios de herbario y genética”, expuso Trejo Hernández.
Fray Bernardino de Sahagún escribió que a la Flor de Nochebuena se le daban varios usos, sobre todo medicinales y ceremoniales. Por ejemplo, el látex de la flor incrementa la producción de leche materna, y es auxiliar para sanar infecciones cutáneas como la erisipela. “Esta aplicación no se ha investigado, por lo que se debe tener cuidado para evitar dermatitis”, aclaró.
Hay evidencias de que en la época prehispánica se usaba en las ceremonias y se otorgaba como trofeo; además, era cultivada en los jardines de los tlatoanis (gobernadores).
Tiempo después, se le relacionó con la celebración católica del nacimiento de Jesús. “Probablemente los franciscanos, asentados en Taxco –hoy municipio de Guerrero–, retomaron el uso ceremonial prehispánico y lo introdujeron en la celebración de la Navidad en su afán evangelizador. De ahí que la ciudad de Taxco sea considerada punto central de la Nochebuena desde el punto de vista biocultural”, resaltó.
Para 1825, el gobierno de Estados Unidos designó a Joel R. Poinsset como primer enviado extraordinario y ministro ante México. El diplomático y naturalista convocó a colegas aficionados a hacer una colecta de organismos vegetales y animales, siguiendo la ruta de Alejandro von Humboldt. Datos no comprobados indican que en ese viaje encontraron las flores de Nochebuena en unas barrancas de Taxco y las enviaron a la Unión Americana.
Hasta el momento, Trejo Hernández no ha localizado fuentes que aseguren esa teoría, “pero sí documentos donde se asienta que Poinsset envió la colecta al Jardín de Bartram, en Filadelfia, la colección botánica más importante de la época. Hay cartas donde los Bartram comentan que recibieron cuatro cargamentos con esquejes (pequeños tallos en maceta), semillas y otros ejemplares”.
A finales de 1829, el Jardín hizo una exposición y presentó la poinssetia (llamada así en honor al diplomático), que no era otra que la Flor de Nochebuena. Así fue como EU cultivó y adoptó la planta en sus festividades.
Luego, llegó a Robert Buist, curador en el Real Jardín Botánico de Edimburgo, quien la cultivó en invernadero y la envió a su país de origen, y de ese modo la conocieron en Europa.
Hace cinco años un grupo de productores de Alemania y Holanda conformaron un consorcio que se ha convertido en el mayor productor de flores de Nochebuena. En China no se le asocia a los festejos, se le aprecia por su forma y color. En España, además de ser un elemento de las fiestas navideñas, es insignia de la amistad.
Boletín UNAM-DGCS-872/2019