domingo, 3 de noviembre de 2019

El doble



- La Historia Jamás Contada -

Hace ya casi 14 años, tuvo lugar un extraño acontecimiento relacionado con mi persona, pero del que paradójicamente no fui yo el protagonista: nada menos que la presencia de un DOBLE que acudió a una cita concertada con un amigo para el viernes 24 de noviembre del año 2005 en su domicilio. El episodio, a grandes rasgos, sucedió así:

El lunes anterior, cuando después de una grabación para la radio, abordamos el mismo autobús para dirigirnos a nuestras casas, mi amigo S. me propuso celebrar nuestra acostumbrada reunión anual ese viernes, lo que acepté aunque, recordando un compromiso que ya tenía para ese día, le dije que me retrasaría cosa de media hora.

Me dijo que había vuelto a ocupar el mismo departamento que rentara hacía diez años en una popular colonia de la Ciudad. Con esta información, ese día y  habiendo cumplido mi compromiso previo, me dirigí hacia allá. Pero resulta que, pasados diez años, la colonia había cambiado considerablemente… y me extravié. Nada de consecuencias, pues un joven taquero me indicó cómo llegar a esa dirección.

Ya  en el patio del condominio y al pie de la escalera que daba justo a su puerta, la mayor de dos niñas que estaban sentadas en el último escalón me dijo: “¡Señor: lo está esperando el señor de aquí!”. “¡Gracias!”, le respondí, aunque preguntándome cómo podía reconocerme, si la última vez que estuve allí ella todavía no nacía. Primera cosa sorprendente.

Para no alargar demasiado, paso a transcribir la versión de S. del suceso. Resulta que ya para llamar a mi casa desde un teléfono público situado frente al condominio, me vio salir del patio a la acera y encaminarme hacia el bulevar. Me llamó entonces, pero no me di por aludido, cosa que le extrañó. Lo intentó nuevamente, con la misma (falta de) reacción. Y lo hizo una tercera vez, pero ahora sacando toda la voz –es cantante profesional- y diciendo mi nombre completo, pero ni así.

Regresó entonces al teléfono y comenzó nuevamente a marcar cuando, tras haber cruzado el bulevar, levanté la mano. Colgó y se encaminó hacia mí. “¡Vaya, hasta que me oyó!”, exclamó… sólo para ver cómo se detenía un microbús y lo abordaba. Esta vez sí hizo la llamada.

Yo -o sea, el que esto escribe- llegué unos 20 minutos después. Cuando le insistí a S. en que si estaba seguro que ERA yo, me dijo: “Sí, eras tú hasta en como vienes vestido, pero con el detalle de que tenías los pies blancos y nunca te había visto usar zapatos blancos. Aunque ahora que lo pienso, ¡ni siquiera me fijé si tenías pies…!

Así que “alguien” (¿?) aparentemente idéntico a mí, llegó precisamente al lugar y hora de mi cita, pero fue incapaz de reconocerse como yo cuando S. mencionó mi nombre, es decir, no tenía mi sentido de identidad.

El fenómeno del “doble” o Doppelgänger es totalmente real y aparentemente bastante frecuente, aunque si uno busca información más erudita, lo más probable es que lo encaminen hacia la literatura romántica, el psicoanálisis o la psiquiatría. Parece que nadie –al menos que yo sepa- se ha tomado el trabajo de realizar una investigación “con todas las de la ley” para establecer sus posibles correlaciones con circunstancias o factores más mundanos, antes de acudir canónicamente a los textos mágicos que, en el mejor de los casos, no son sino una lejana –y mítica- referencia al asunto.

Para concluir y parafraseando al poeta Amado Nervo, sólo me resta apuntar: ¿QUIÉN SERÁ, EN UN FUTURO NO LEJANO, EL (O LA) QUE FINALMENTE TOME LA INICIATIVA EN ESTE CAMPO?



Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad    Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

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