BOGOTÁ D. C., 15 de octubre de 2019 — Agencia de Noticias UN-
El nombre científico de este insecto es Spodoptera frugiperda, una plaga de gran importancia económica en Colombia debido a que llega a causar pérdidas de hasta el 35 % en los cultivos de maíz y en porcentajes menores en los de arroz, caña de azúcar, sorgo y algodón.
Esta situación llamó la atención de Daniela Alejandra Álvarez Yepes, magíster en Ciencias - Química de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, quien evaluó la capacidad controladora que podrían tener los árboles Swietenia macrophylla, Swietenia mahagoni (caobas) y Carapa guianensis (andiroba) sobre los biotipos –o razas– que existen de Spodoptera frugiperda y que atacan los cultivos de arroz y maíz.
La investigación sobre los árboles mencionados, que se pueden encontrar en el campus de la UNAL Sede Medellín, fue dirigida por las profesoras Tatiana Lobo Echeverri y Clara Inés Saldamando Benjumea.
El insecto, denominado gusano cogollero de maíz, porque se alimenta principalmente de esta planta, presenta además diferencias en su susceptibilidad a insecticidas como lambdacialotrina y metomil y a componentes producidos por la bacteria Bacillus thuringiensis, generalmente usados para su control; en estos casos, el biotipo de arroz es más resistente a los insecticidas, y el del maíz al microorganismo.
Esta diferencia en susceptibilidad representa un problema si se tiene en cuenta que ambos biotipos han adquirido resistencia a insecticidas sintéticos –que representan además un riesgo para el ambiente y la salud– y a plantas transgénicas.
Ensayos de laboratorio
El estudio de la magíster partió de la recolección de hojas y tallos de las ramas más jóvenes de estos tres arboles maderables, material que se secó y se llevó al laboratorio para obtener sus extractos en un proceso en el que se sumergen en alcohol y luego se evapora esta solución que se vuelve una especie de pasta.
Los extractos de las tres plantas se evaluaron en dos ensayos: uno para comprobar si podían matar al insecto (insecticida), y el otro sobre cómo se puede evitar que el animal se alimente de la planta al identificar la presencia del compuesto o, si lo come, generar retrasos en su desarrollo a pupa y a polilla (antialimentarios).
Como el propósito también era ver si entre las dos razas o biotipos se presentaban respuestas diferentes a los extractos, los tres se evaluaron tanto en el del arroz como en el del maíz. Esto se complementó con la evaluación química de las moléculas involucradas en los procesos para combatir la plaga.
De las tres plantas se encontró que las fracciones de diclorometano de los tallos de C. guianensis y de S. macrophylla tuvieron mayores efectos sobre el insecto; la última resultó más exitosa. En el biotipo de arroz, la mortalidad en las larvas fue mayor, con efectos sutiles sobre el ciclo de vida del insecto. Por el contrario, el biotipo de maíz vivió hasta seis días más que los controles cuando se alimentó de las diferentes muestras de S. macrophylla, tanto de hojas como de tallos.
Pero en la actividad antialimentaria, ni C. guianensis ni S. mahagoni tuvieron efectos significativos, mientras que S. macrophylla tuvo un efecto moderado sobre ambas plantas.
Los resultados implican que hay una actividad diferenciada de los extractos de la caoba y la andiroba sobre los dos biotipos, que se podrían implementar en el desarrollo de otras herramientas de control de este insecto que por ser selectivas pueden ser menos nocivas para otros organismos benéficos, como mariposas y abejas, que cohabitan con el gusano cogollero.
Fuente: agenciadenoticias.unal.edu.co