23 de septiembre de 2019
Es común encontrar en la industria de la construcción nuevos materiales que desafían los métodos tradicionales de edificación, por eso la importancia de garantizar su calidad, seguridad y resistencia, un trabajo que realiza el Laboratorio de Estructuras de la Facultad de Ingeniería de la BUAP.
En entrevista, el doctor Juan Pablo Hidalgo Toxqui, responsable de este laboratorio, mencionó que todos los productos innovadores de la construcción requieren de pruebas que certifiquen su resistencia y comportamiento, un servicio que la Universidad puede brindar sobre todo en Puebla, un estado destacado en la producción de prefabricados.
Como parte de los servicios que ofrece este laboratorio está la revisión en clasificación de mamposterías, determinación de la capacidad de elementos estructurales de concreto y acero, además de elementos no estructurales o que no pertenecen al área de construcción, como paneles, tarimas o cualquier elemento de acero para máquinas, entre otros.
“Por ejemplo, ahora estamos analizando un nuevo material de refuerzo para durmientes utilizado en sistemas ferroviarios, el cual está hecho con polímeros reforzados con fibra de vidrio que son más durables por no tener corrosión como las varillas de acero de refuerzo convencional. Este tipo de material es apropiado en regiones costeras, donde las condiciones climáticas atacan agresivamente al acero y el concreto”.
En el Laboratorio de Estructuras también han realizado servicios a empresas que fabrican mamposterías de junta fría, cuya principal característica es que ya no emplean mezclas como aditivo aglutinante y solo se ensamblan piezas de tabiques para formar muros. Lo que en este laboratorio se hace son pruebas de comportamiento y resistencia que sirven para garantizar la calidad de estos materiales y sistemas constructivos.
Aprender con la práctica
Hidalgo Toxqui explicó que en este laboratorio los estudiantes aprenden aspectos de la ingeniería estructural, una división de la ingeniería civil, la cual se encarga de velar por la seguridad de las estructuras durante la vida diaria y durante eventos catastróficos como los sismos.
La elección de la capacidad adecuada de los materiales para garantizar la seguridad estructural se determina una vez que se realiza un ensayo, el cual consiste en la aplicación de fuerzas hasta alcanzar su resistencia final. Aunque también se toma en consideración la ubicación geográfica, la actividad sísmica y otros factores que puedan afectar una estructura, explicó el académico.
Al hablar de materiales innovadores, Toxqui destacó los refuerzos con varilla de fibra de vidrio, mamposterías de junta fría y lozas prefabricadas tipo T invertida ─la cual no necesita cimbra para el elemento aligerante ─, por mencionar algunos materiales, muchos de ellos utilizados en la construcción de la vivienda de interés social.
El Laboratorio de Estructuras cuenta con un equipo que sirve no solo para ofrecer servicios a externos, vinculando a la Universidad con el sector industrial, también en este espacio los estudiantes realizan pruebas de distintos elementos estructurales, esto mediante el “Marco de reacción” cuya función principal es mandar una carga a un elemento para llevarlo a su colapso.
La estructura de este “Marco de reacción”, detalló Juan Pablo Hidalgo Toxqui, está compuesta por columnas que soportan la carga, además de vigas, gatos hidráulicos de 100 y 200 toneladas, así como equipo de adquisición de datos para constatar las deformaciones y las cargas que resisten los elementos.
Esta maquinaria puede hacer pruebas en sistemas de loza completas que van desde los 2.5 hasta los 6 metros, así como elementos pequeños como cilindros o cubos de mortero, muestras con las que se revisa si las propiedades de los materiales son correctas.
“Lo que hace básicamente la maquinaria es medir la resistencia del elemento estructural a través de la aplicación de una fuerza directa. Esto da pie también para medir la deformación de los elementos con los equipos de adquisición de datos”, añadió.
Al equipo de adquisición de datos hay que sumar el trabajo que se realiza en el Laboratorio de Ingeniería Sísmica, donde analizan modelos a menor escala en una mesa vibradora, para probar materiales y fuerzas dinámicas. Estos laboratorios atienden diariamente a más de 40 estudiantes de ingeniería civil y arquitectura, quienes realizan servicio social y prácticas profesionales.
La seguridad estructural ha retomado una importancia crucial en la industria y más para un estado como Puebla, donde se han registrado sismos que no solo han ocasionado pérdidas económicas, sino también humanas; en este sentido, la Universidad orienta sus esfuerzos para formar estudiantes con visión innovadora al servicio de la sociedad.
Fuente: buap.mx