20 de agosto de 2019
Siento que la vida
es como el aire:
tratas y tratas
de asirle
sin conseguirlo
hasta que desistes;
agotado de tanto intento
te tiras a la hamaca
del conformismo
y dejas que el reloj
siga su frenética carrera
sin obstáculo alguno.
En esa loca imaginaria
concibo la vida de cada quien
como aire contenido
en globos de todo tipo,
siempre con la posibilidad
de que una leve ponchadura
nos mande al Edén
de los Santos Globos.
Por eso cuando el viento
acaricia mi cara
me consuelo
sabiendo que Eolo
está aquí y en todas partes
jugando a las matatenas,
a los avioncitos
y al bote quemado
con nosotros.
Cuando reparo en mi divagación,
enmiendo y corrijo,
la vida no es como el aire,
es la existencia
una especie
de trébol de cuatro hojas
desintegrándose en un mar de aire,
contenido en un gran océano de aire,
en una fabulosa imaginación de aire inatrapable,
invisible,
imperceptible,
ingenioso,
y misterioso.
