lunes, 15 de julio de 2019

Torso fragmentario de Esteban Corre, poemas de José Miguel Navas (Venezuela)


Lo busqué por el centro de Barquisimeto cerca del apartamento de la poeta Wafi Salih porque habíamos pautado vernos para hablar de poesía, de mis libros y de los suyos. Ese día mi hija empezaba la natación y necesitaba comprarle un gorro porque sin eso no la dejaban bañarse en la piscina. Ahí empezó nuestra amistad y el corre corre. Luego nos vimos en la Feria del Libro en Mérida porque me iba hacer una entrevista sobre mi novela; y después el corre corre. Luego el encuentro una vez más en el apartamento de la escritora Salih. Y así nos fuimos encontrando en festivales, recitales, eventos literarios. Supe de José Miguel Navas que también viajaba a Caracas, Mérida, Yaracuy, Trujillo, Maracaibo, Valencia, Puerto Ordaz, Maracay, entre otras ciudades de Venezuela, con la finalidad de atrapar la poesía.


Valera es la ciudad de su epicentro  y desde ahí traza sus mapas, las rutas con las que también sueña. Pero José Miguel Navas no va escribiendo el viaje turístico del que a veces nos vemos involucrados, él, va haciendo un viaje interno, un viaje que lo pone en evidencia con la vida y la muerte de los seres queridos, a veces pegado al recuerdo como si lograra revivir la alegría y el dolor en un solo instante, por eso en sus versos, nos lleva al encuentro familiar como una oportunidad de conocer y reconocernos en ocasiones con ciertas ambigüedades, y digo ambigüedades por decir también máscaras, con las que se cubre dejando cierta hermandad, ternura, verdades, preocupaciones, sexualidad, ilusiones, haciendo uso de lo corpóreo como vínculo para sufrir, pero también para el gozo. Esa poesía que viene de lo intimista, del tránsito, del ideal amoroso que se relación con la figura del padre, del otro-hombre y de lo social, podemos encontrarnos en estos poemas de su libro Esteban Corre.

                                                                        Luis Manuel Pimentel


Te confunden con mi Padre
pero yo te amo
con la totalidad de todos los hombres




I

No llegaban los nietos
pero sí las lluvias de abril
el anhelo no era mío sino de los míos
mi herencia fallaría
y mi padre lo supo
el día que mi odio se volvió hombre
faltaban los años
y me sentía muerto
la gente me hablaba de esposas
de mujeres que jamás besé
me encerraba
Temía que la pregunta se hiciera desdicha
un día pregunté a los amigos de mi padre
si mis hijos podrían ser libros
a los poetas les gusta a veces ser celebrados por los mortales
porque fuera de uno
la injusticia del habla
me deja mudo
y mi verdad
solo sale a medio labio



II

Me he vuelto inmune
a los deseos de mi Padre
a la ética de los vecinos
que mi verdad sea mi mentira
que me tomen por trepador
que el amor sea una fábula,
mi cuerpo es la desdicha de las mujeres
los hijos que tuve
serán el polvo de los estantes
mar que habito sin conocer su fin



III

La noche ya no es el lugar del silencio sino de todos los ruidos
en ella soy todos los hombres
aparecen dibujados en mi pared los gritos de mi Padre
mi esperanza es la taza de té
mis pies me atan
permanezco perenne a la terquedad
es un falso sol el que me alumbra
aparecen los signos de la paradoja
es el día el silencio más contundente de mi vida
la gente es silencio, me calmo
el ruido está lleno de silencio
le temo al aire, pero más le temo a quien lo respira
llega la noche y con ella el ruido
los hombres aparecen con espadas
hechos de recuerdos
de culpas
parecen muchos padres
intento huir pero intuyo salidas en falso
esta vez la salida no es la puerta de la casa sino uno mismo



IV

Mi sangre es la quimera de los pájaros
los ángeles son hombres que habitan mi noche
ellos molestan mi ser
la mujer que soy
son tus hombres
esos malditos sabios
Que son todos los cuerpos



V

Nos vencemos
estamos arruinados
somos la minoría en una historia
pasamos ocultos por el mundo
quedamos suspendidos en los bares del centro
nosotros el germen que nos tienta
esta vastedad
una isla contenida
tierra enferma
probamos la orilla
y acabamos en ella.




Del libro: Esteban corre (2017)



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José Miguel Navas. Venezuela, 1992. Poeta y licenciado en Comunicación social, es investigador de poesía escrita por mujeres haciendo énfasis en la obra de Wafi Salih y María Antonieta Flores. Ha publicado los poemarios La Próxima textura (2014), La Rosa Abstracta (2015) y Esteban corre (2017). En 2015 fue invitado a la Feria Internacional del libro de La Habana. Invitado en varias ocasiones en el Festival de Poesía de Maracaibo. Es facilitador de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Con su poemario “Fanny” obtuvo el Premio de Poesía “Descubriendo poetas segunda edición” Ciudad de Puerto Ordaz Venezuela en 2018.