1 de junio de 2019
sí... tu muerte
me hizo grande y valiente
y me regaló una nave
de oro y amor;
con ella al infinito navego
o hasta el misterio desciendo
para buscarte...
y te encuentro tan cerca
que cuento tus cabellos de plata,
miro tu boca, contemplo tus ojos
y estrecho tus manos,
tus caricias recibo
y el calor de tu aliento me inflama
mientras tu voz
me arrulla y alienta
en mis anhelos hermosos de ideal perfección.
Cuando viajo feliz en tu nave,
voy a lugares ignotos,
tan bellos, tan santos, tan sabios y justos
que idealizo los fines del hombre
y los plasmo en consejos de padre;
por esto en tu nave paseo,
no importa la meta ni el rumbo,
con ella te busco, te encuentro
en las estrellas o el viento,
en aromas, trinos y rosas,
en olas marinas,
en verdes paisajes
y en versos o música suave;
y en todas las partes, tu sonrisa me espera
y me hace poeta
como tú lo quisiste,
como tú lo soñaste.
Con la nave que tengo
en la bruma infinita me pierdo y esfumo
y te hallo en el tétrico espacio sin tiempo
donde me quitas el miedo y espanto,
te miro tranquila, en mares confusos
de profundos absurdos
que vértigos causan o,
sabia en las dudas
y entera en las penas,
irradiando belleza,
en la bondad de las cosas
y... en la búsqueda larga
de La Absoluta Verdad,
tú me acompañas...
lo sé,
y cuando la encuentre como es...
la gloria será de los dos.
Autor: Caridad Jacinto Hernández Hernández.
Mayo 9 de 1966
México D.F.
Voz: Adriana Hernández Navarro.