7 de febrero de 2017
París era el Sena al atardecer
y también Notre Dame, los siglos
El vino, el río, las nubes inquietas
Esmeralda y sus hechizos
los cementerios
Y la tumba nueva de Margarite Duras
Los besos, el agua fresca,
la voz de Charles Aznavour
patinadores del campo Marte
El chocolate en Bois de Boulogne
Los minutos, las horas
y aquella semana
París era el invierno, las hojas, la vida
Bloques de piedra eternos
Aquellas ganas y todos mis pasos,
Los pasajes de cristal
Y siempre Walter Benjamin
París era la universidad, mi abrigo azul,
los adoquines en su lugar
Sacre, Coeur, Montmarte y los años locos
La baguette con mermelada
fotos nocturnas, caricias interminables
y un sillón añil
París era su historia y la mía
El viento en la piel
El museo D'orsay: Monet y Manet
lirios flotantes
Bailarinas de plata
Puentes: ingrávidos, impasibles, exactos.
Más que todo el Puente nuevo
en donde me detuve,
por única vez
a escribir estos versos.
Imagen: objetivoextremadura.hoy.es
