- La Historia Jamás Contada -
Quienes cultivamos el descalcismo, ya sea de antiguo o
recientemente, por los motivos y con los objetivos que fueren y en cualquiera
de sus múltiples modalidades, no podemos dejar de preguntarnos en un momento
dado, cuántas más personas estarán haciendo lo mismo o pensando seriamente en
hacerlo, pues se trata de un comportamiento lo bastante seductor en sí mismo como para
generar sin mucho esfuerzo una MODA de alcance social, como sucede con tantas otras
cosas en nuestras modernas sociedades interconectadas.
Pero lo que observamos en la realidad cotidiana parece
contradecir esta expectativa. ¿Cuál podría ser la razón de la aparente
incongruencia? ¿Por qué, si la proporción de quienes aprueban el descalcismo es
contundentemente mayor a la de quienes se oponen, el número de descalzos
públicos no parece crecer a la tasa que sería de esperarse, suficiente para
generar una moda rampante? ¿Qué podrá ser lo que tan eficazmente continúa inhibiendo
la decisión de un mayor número de simpatizantes de pasar ellos mismos a la
práctica?
Tal vez no sea eso, sino sólo la falta de una difusión
apropiada de lo que ha venido ocurriendo en este campo en fechas recientes. En
otras palabras: ¿qué tanto se nos informa oficiosamente sobre el barefooting de
aquí y ahora?, pues en una sociedad hipercomunicada, (muy) pocas veces nos
detenemos a pensar qué puede estar siéndonos ocultado, deliberadamente o por
inercia, a menos que se trate de algo que nos despierte un genuino interés.
¿Y qué hay de las ASOCIACIONES, tanto presenciales como on
line, estas últimas pletóricas de fotos -selfeets, como las he llamado- de pies
descalzos? Es obvio que el ejemplo, cuando menos en este caso, NO arrastra
multitudes... ¡Bueno, ni siquiera parece motivar a individuos aislados! Un
verdadero enigma sociológico.
Nada tan sencillo como quitarse -o ponerse, en su caso- el
calzado y continuar con las actividades cotidianas: al menos así lo percibimos quienes
hemos adoptado este estilo de vida. Por eso mismo debería estar más extendido entre
la población y no ser exiguamente minoritario, lo que contrasta con la
abundancia de referencias sobre él que se hallan en la Red.
Ahora que lo más enigmático del descalcismo aquí y ahora es
por qué, si todavía hasta los años 70 constituía una opción a considerar por
quien quisiera liberarse un poco de la rutina, algo así como tomarse una temporada
extra de vacaciones sin tener que abandonar sus deberes o tareas socialmente
necesarias, ahora no parece ejercer este appeal ni siquiera entre los “descontentos
de la Civilización”, que parecen decantarse sin más por la violencia.
¿Qué nos dice entonces el BAREFOOTING aquí y ahora? ¿Que se trata tan
sólo de una preferencia individual finalmente aceptada por la sociedad? ¿O, por el
contrario, de un TABÚ tan profundamente enraizado en el inconsciente individual,
que sólo circunstancias extraordinarias pueden hacerlo a un lado?
Hay mucho que entender todavía acerca del silencioso poder
coercitivo de la Mayoría sobre el individuo que reclama así sea sólo un poco de
su Libertad: un asunto POLÍTICO que parece estar en la base de una tendencia CONFORMISTA
generalizada que se expresa en cada vez más aspectos de la vida social contemporánea.
Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.
Imagen: inaisonfire.wordpress.com