domingo, 17 de febrero de 2019

La originalidad de ser uno mismo



- La Historia Jamás Contada -

Provengo de una generación en la que, por primera vez en no sé cuánto tiempo, el "deber ser" no se remitía a alguna construcción heterónoma, sino a una autoconciencia ampliada -enhanced- de los propios deseos y posibilidades. No estábamos más al servicio del Pueblo, el Otro, la Patria o Dios y no por ello nos sentíamos culpables, es decir, ya no poseíamos una conciencia épica sino LÍRICA, como lo explicaba mi amigo Sergio Olimán al abordar los “géneros puros del Arte”. (¡Quién diría que estas distinciones ya tenían lugar en la Antigua Grecia!)

Fuimos los herederos inmediatos de aquellos pioneros de los años 60 que construyeron una cosmovisión ampliada a partir del propio interior: revolución esotérica que habría de llevarlos a cuestionar la normativa exotérica en los más diversos campos, de la moral individual a la Política. Lo sacrosanto de apenas una generación anterior, la de sus -y nuestros- padres, no quedó sino en una de entre tantas opciones, de ninguna manera un imperativo insoslayable.

Por eso para nosotros, llegar a ser lo que somos, como nos (re)conocemos, es lo más natural, por escandaloso que resulte para quienes aún esperan el beneplácito de la Autoridad -civil, religiosa o trascendente de alguna forma- para continuar: no somos más los cortesanos tratando de agradar al Monarca en espera de sus favores, sino quienes nos construimos bajo nuestra propia responsabilidad, lo mismo en lo terrenal que en aquello que no lo sea, de haber algo más.

Una posición sin mayores conflictos en sí misma, pero que colisiona con el Poder, que en virtud de ella pierde su base de sustentación en el inconsciente -en sentido psicoanalítico- de la gente. Por eso la restauración en marcha, tratando de ganarle terreno a esta libertad consuetudinaria mediante la vuelta -no puede ser de otro modo- a los viejos valores, que no son otros que los de la sumisión a lo Heterónomo, sea humano o divino… o una perversa combinación de ambos, como cuando la Moral se vuelve Política o viceversa.

De ahí la perenne importancia de los free spirits: aquellos individuos que conscientemente van por su cuenta, sin cuidarse apenas de la maledicencia de los conformistas, literalmente, “aquellos que se conforman a lo establecido o sancionado” -por la Sociedad, el Poder, la Religión, el Estado, etc.- constituyendo la excepción viva a la regla y mostrando que siempre hay un más allá y que además se da AQUÍ Y AHORA.

La reflexión que vertí en el texto anterior me vino de la lectura de ORIGINALIDAD, un poema escrito por mi amigo Abel Pérez Rojas describiendo a una -¿imaginaria?, ¿imposible?- joven que vive a su aire suscitando no sólo la envidia de quienes no son capaces de ser como -o hacer lo que- ella, sino prefigurando también lo que cada uno puede -podemos- ser con tal de tener la ORIGINALIDAD de ser nada más que UNO MISMO: en teoría lo más fácil pero en la práctica ya no.

Pero en todo caso, es algo que VALE LA PENA INTENTAR, sobre todo ahora que el nuevo Gobierno nos quiere hacer retroceder en el tiempo, como si los años 60 nunca hubieran existido y no hubiéramos sabido lo que es vivir con mayor LIBERTAD que las generaciones anteriores.


Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad  Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

Imagen: thecreatorwritings.wordpress.com