30 de agosto de 2018
Son muchas noches
que estamos juntos,
son muchos los amaneceres
en que despertamos tomados de la mano…
sin embargo, tú no me correspondes...
Muchas veces al despertar
veo tu cuerpo junto al mío,
curvo, desnudo
en mi pecho extiendes tu mano,
duermes con un encanto profundo,
eres feliz, eres la bella durmiente,
esperando que te dé un beso
para que despiertes…
Tal pareciera que yo te correspondo,
¡no tú no me correspondes!
Reconozco que soy un hombre afortunado,
de que te entregues a mí eres una gran mujer,
que se entrega desbordadamente
como lo hacen aquellos amantes
que nacen el uno, para el otro…
¡No, tú no me correspondes!
¡tú le correspondes a otro!
Aquel hombre que después de haber
jurado ante el altar
no te ha sabido valorar,
aquel hombre que ha besado tus labios
con la ilusión de tenerte toda la vida,
pero no ha sabido
ser un buen amante…
Aquel que sale por las mañanas
a su trabajo para saciar tu hambre y la de tus hijos,
pero que no ha sabido escucharte…
Aquel pide sexo por obligación,
pero que no ha sabido entregarte
lo que necesitas:
ternura en tus momentos difíciles,
cariño y comprensión a cada instante,
pasión y locura en el arte de hacer el amor…
¡Tú no me correspondes!
lo nuestro es tan solo un bello momento
de placer y satisfacción…
Tú eres mi gran amante,
¡yo no te correspondo!
tú lo sabes bien, que no te correspondo,
no existe vibración en nuestros corazones…
Únicamente existe entre los dos
la entrega de nuestros cuerpos,
la pasión de estar juntos en el sexo,
el placer de satisfacer nuestro ego…
¡tú no me correspondes!
Autor: Lic. Leobardo Cruz Magariño, A 11 de junio del año 2018.

Imagen: Pexels.com