- La Historia Jamás Contada -
Una tendencia pico en estos momentos, al menos entre los inconformes con la cultura de masas actual, es (re)espiritualizar la vida. Pero mientras que algunos optan por las soluciones religioso-corporativas tradicionales, esto es, convertirse a una religión cualquiera, otros desean algo más íntimo y personal, de modo que a partir de aquí y ahora posean, si no un método, al menos un mínimo de referencias válidas para orientarse en la búsqueda de sus objetivos trascendentes, los que calladamente han venido elaborando en lo profundo de sí, a lo largo de su experiencia vital: la continuación lógica a la vez que SUPERACIÓN de lo ya conseguido.
Tarea nada fácil, tanto por el enorme esfuerzo de introspección que supone, como por la creciente abundancia de indicios que, en principio, no hay manera de saber si son o no, los del camino correcto: nada menos que el supermercado de las creencias. Porque a esto se reduce todo en un primer momento: ¿qué mercancía “espiritual” debo adquirir? Es como seleccionar un café sin conocer sus variedades y los efectos particulares de cada una sobre nuestro organismo, pues lo que entonces pudo haberse identificado como sin duda lo más atractivo, puede que resulte verdaderamente tóxico al paso del tiempo.
Capítulo aparte son los disclaimers oficiales u oficiosos tanto de Iglesias o comunidades como de individuos, a probar una forma de vivir la espiritualidad DIFERENTE a la convencional o estipulada, augurando a los audaces que se atreven, toda clase de males, tanto “espirituales” como (micro y macro)sociales y casi su fatal “retorno al redil”. Un panorama en efecto desalentador, pero que puede utilizarse como “control” para no idealizar las opciones a la vista, sino considerar sus posibles consecuencias reales, tanto benéficas como perjudiciales.
Pero tampoco todo es espiritualidad en este campo, pues hay adquisiciones afectivas que presentan muchos de los signos asociados al contacto con lo TRASCENDENTE, como enamorarse de una estrella del espectáculo o… la política -¿les suena familiar en estos días?-, al grado de tomar sus palabras como la Verdad revelada y arrostrar las consecuencias de la insensata decisión de convertirlas en Guía suprema para la Vida, como si de una espiritualidad -mundana- alternativa se tratara.
En fin, que por tratarse en esencia de una búsqueda, expedición o, literalmente, VIAJE INICIÁTICO por caminos por definición desconocidos, la espiritualidad alternativa siempre es algo a construirse y, además, a partir de la conciencia de una crisis. Por eso tantas veces resulta dolorosa y decepcionante, aunque siempre con la posibilidad de alcanzar algo mejor de lo que se tenía, una especie de Revolución interna, esotérica o subjetiva.
Sintetizando, una ESPIRITUALIDAD ALTERNATIVA no es algo que esté ahí, ready-made, esperando a que algún inconforme con su vida la tome, lleve a casa y comience -¡por fin!-a vivir en plenitud. Es algo un tanto más complicado y laborioso, de lo que suele tenerse tan sólo una vaga noción o presentimiento, quedando el resto del trabajo todavía por hacer.
Pero aún así, cuando se presenta el llamado o VOCACIÓN, ¿por qué no intentar llegar a ella? Siempre nos hará CRECER INTERNAMENTE y ya no nos sentiremos tan desolados, como es tan común en estos tiempos.
Fernando Acosta Reyes (@ferstarey)
es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico
profesional y estudioso de los comportamientos sociales.
Imagen: corphilium.com