¿Queréis conocer a un hombre? Investidle de un gran poder
Pitaco
La palabra hybris o hibris se encuentra frecuentemente mencionada en la mitología y en las tragedias griegas, este vocablo aludía a “un desprecio temerario y la falta de control sobre los propios impulsos, siendo un sentimiento violento inspirado por las pasiones exageradas, consideradas enfermedades por su carácter irracional y desequilibrado”.
En el pensamiento ético y religioso griego, la presunción exagerada lleva a una desmesura (hybris) de las acciones lo que hace que el individuo afectado por este trastorno viva fuera de la realidad. Se aludía a un desprecio temerario hacia el espacio personal ajeno unido a la falta de control sobre los propios impulsos, siendo un sentimiento violento inspirado por las pasiones exageradas, y más concretamente por Ate (diosa griega de las acciones irreflexivas y sus consecuencias).
Para los antiguos griegos este comportamiento era deshonroso y digno de ser censurado. Las historias griegas relatan como los protagonistas que sufrían de hybris, terminaban siendo castigados por los dioses y lo expresaban con el proverbio: “Aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco”. En el Derecho griego, la hybris se refiere con mayor frecuencia a la violencia ciega de los poderosos hacia los débiles.
Hybris se refiere a todo lo que sobrepasa una justa medida, se relaciona con la desmesura, el exceso, el desmán, el orgullo y la soberbia. Es la personificación del atrevimiento, de la transgresión de las normas generales admitidas por la comunidad y hoy en día alude a un orgullo o exceso de confianza en sí mismo muy exagerada, especialmente cuando se ostenta poder y se considera como una enfermedad.
Cuanto más poder posea una persona que ejerza un liderazgo, más necesaria es su lucidez y su salud. Es por lo que la enfermedad en líderes y personajes públicos implica significativas dimensiones, entre otras: el poder sobre la toma de decisiones; los riesgos y costos de mantener en secreto la enfermedad o el inconveniente que impide entender la necesidad de destituir a los líderes enfermos. Las personas que padecen este trastorno, generalmente líderes, se sienten capaces de realizar grandes tareas, creen saberlo todo y que de ellos se esperan grandes cosas, por lo que actúan yendo un poco más allá de la
moral ordinaria.
Un estudio del año 2006 indica que: el 29% de los presidentes del vecino país del norte sufrieron problemas psíquicos durante su mandato y el 49% los presentaron en algún momento de su vida. Esto es superior a la cifra que, en ese periodo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afectaba a la población en general: cerca del 22%. Es por lo que la frase “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”, debe estar precedida de una advertencia fundamental: cuanto más alto es el poder y la responsabilidad, más altos debieran ser los estándares de evaluación.
El médico británico David Owen en su libro “En el poder y en la enfermedad - Enfermedades de jefes de Estado y de Gobierno en los últimos cien años”, además de mencionar el trastorno que padecen las personas que ejercen poder -hybris, identifica los signos y síntomas de esta enfermedad, siendo estos:
1. Aumento de la energía, la actividad y la inquietud
2. Estado de ánimo eufórico, excesivamente alto
3. Irritabilidad extrema
4. Pensamientos que se agolpan, hablar muy deprisa, saltando de una idea a otra
5. Distracción, incapacidad para concentrarse bien
6. Necesidad de pocas horas de sueño
7. Creencia poco realista en las capacidades y poderes de uno
8. Juicio deficiente
9. Un duradero período de conducta diferente de la habitual
10. Aumento del impulso sexual
11. Abuso de drogas, en especial cocaína, alcohol y fármacos para dormir
12.Conducta provocadora, impertinente o agresiva
13. Negar que pasa algo
14. Despilfarro de dinero, característica de la personalidad que los hace excesivamente autoconfiados y mesiánicos.
Algunos de los políticos que, a decir de David Owen, padecieron el síndrome de Hybris están: La presidenta de Argentina Cristina Fernández, el presidente fallecido de Venezuela, Hugo Chávez, así como George W. Bush, Tony Blair, José María Aznar, Arthur Neville Chamberlain, Adolfo Hitler y Margaret Thatcher.
El autor concluye, amable lector, que para que la persona que sufre hybris pueda curarse basta simplemente con que pierda su poder. ¿Usted qué opina?
Twitter @jarymorgado
jarymorgado@yahoo.com.mx
conoSERbien; www.sabersinfin.com