Compartiendo tu Opinión
“Señor, aquí la necesidad es tal que hace parir al hombre”, cuando escuché la frase por primera vez me encantó, pero igual me mortificó. No dejo de pensar que los hombres en México tendríamos que parir para lograr transformar a nuestro país.
Permíteme compartir contigo de dónde parte mi arrobamiento y mi mortificación:
El Instituto Nacional de Geografía y Estadística publicó en enero de 2015 la Balanza Comercial de Mercancías de México. Dramáticamente muestra las importaciones en millones de dólares que hace el país en ganado vacuno (4.5), leche y sus derivados (71.7), huevo (11.2), trigo (90.2), maíz (186.4), semillas de soya (162.1), algodón (44.1), y muchísimos productos más.
Para no abrumarlos con tantas cifras, la importación que hizo México el año pasado en productos agropecuarios es de poco más de mil millones de dólares, traducido a pesos a precios actuales estamos hablando de 17 mil millones de pesos, que bien podrían estar en los bolsillos de los campesinos mexicanos.
Los médicos veterinarios y los ingenieros agrónomos que existen en el país tendrían que ser suficientes para desarrollar lo que necesitamos para producir alimentos y reducir las importaciones, como atinadamente dice mi querido maestro Marco Antonio Hidalgo Mendoza.
Eso significaría no sólo comida, sino trabajo para muchas familias. Entonces ¿qué pasa con México?
Cuba, sin duda, ha logrado transformar su realidad -ahí fue donde escuché la frase de “aquí la necesidad es tal que hace parir al hombre”-, por ejemplo mediante la alimentación adecuada al ganado vacuno con moringa logran producir carne blanca; y pese a todos los embates económicos que vivieron no han dejado de producir sus alimentos y lograron avances importantes en el área de salud.
En México podemos y debemos hacer más, los hombres tenemos que parir ideas, parir empresas, parir desarrollo, parir crecimiento económico, parir cultura, parir valor, parir valores.
De ahí mi convicción por la medicina veterinaria (una fracción de la ecuación del desarrollo agropecuario). Las enseñanzas de mis maestros son las que me dieron esta vocación, ejercer mi profesión sin trampas, de manera precisa, haciendo siempre lo mejor.
Por eso hace 31 años se fundó la Universidad Mesoamericana de Puebla, primera institución privada a nivel nacional que pudo impartir esta noble carrera, que hoy complementamos con un nuevo hospital veterinario al que hemos equipado con tecnología de punta para que nuestros jóvenes puedan estar a la vanguardia en medicina veterinaria.
Y también hemos reconocido, a través de la entrega del Doctorado Honoris Causa a Marco Antonio Hidalgo Mendoza, médico veterinario, quien ha sido consultor de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, y a Alberto Jiménez Merino, ingeniero agrónomo, quien ha escrito más de 15 libros e impulsando acciones para mejorar el aprovechamiento del agua y la producción pesquera por acuacultura, entre las más importantes para el mejoramiento del campo. El ejemplo de ambos es muy valioso para las generaciones venideras.
¡Ardua tarea que tenemos los médicos veterinarios, hay que trabajar muy duro!
Imagen: brisapresidente.wordpress.com
Salvador Calva Morales es rector de la Universidad Mesoamericana.