lunes, 11 de diciembre de 2017

Inteligencia espiritual ¿Tema nuevo o viejo?


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¿Cómo educar a las nuevas generaciones y reeducar a las que nos han antecedido? ¿La inteligencia espiritual podría ser el camino?


Sólo por delinear el entorno en el que están naciendo los jóvenes, podríamos decir que las nuevas generaciones sólo conocen la naturaleza altamente contaminada, y una sociedad hambrienta de poder y el dinero a ultranza.

Sin embargo, tenemos que reconocer que eso mismo los impulsa hacia más nobles aspiraciones a través de una indagación de respuestas en el conocimiento y la cultura que hemos acumulado como humanidad.

Y en esa búsqueda están rompiendo con los esquemas tradicionales, con los caminos que otros habían transitado hasta desgastarlos. Afortunadamente los jóvenes están dictando nuevas reglas del juego, son cambios profundos y  trascendentales, incluso se pueden denominar evolución.

Quizá hoy tendríamos que agregar el concepto de inteligencia espiritual a las nueve tipologías de inteligencia (lingüística,  musical, lógica-matemática, espacial, corporal-kinestésica, emocional, intrapersonal, interpersonal, naturalista), que identificó el psicólogo estadounidense Howard Gardner en 1983, tema con el que desgarró el velo de la intelectualidad.

Pienso esto mientras escucho a Dada Anuvratananda, hombre joven que está influyendo en el mundo a través de lo que podríamos llamar la inteligencia espiritual que, como inteligencia, se puede desarrollar para  ayudar a edificar un mejor mundo.

“Necesitamos preparar al ser humano como persona, no sólo llenarle la cabeza con un montón de información. Volver a tomar consciencia de que todos somos uno. Cuando tomas consciencia del cosmos, eres muy importante, porque sabes cuál es tu papel, tu valor y tu importancia en lo que te corresponde hacer. Y entre los seres vivos, sólo se necesita saludar de corazón a corazón, saludar la existencia del otro, sentir, sentirse, dar gracias, servir”, dice Dada.

“El conocimiento todos lo tenemos en nuestro interior, la información se puede ir adquiriendo poco a poco. Cada instante  en la vida tiene un sentido 

y te permite ser consciente.  Aplicar estar consciente de cada instante de tu vida, desde que  te levantas hasta que te duermes, saber y entender que lo que haces tiene un sentido, igual que todo aquello que piensas, dices y haces sea congruente, de lo contrario te conviertes en una máscara”, agrega.

Más adelante comenta también: “la vida es amor, el amor libertad: hay que aprender a dejar ir, el desapego es fundamental en muchos aspectos de la vida. Educar a los jóvenes en el trabajo, implica instruirlos en el desapego”.

Finalmente Dada sugiere una técnica: “Tenemos que empezar por tener cabal dominio de cómo estás viviendo y es posible empezar por hacerse consciente de la respiración propia: primero, respira profundo, piensas en algo positivo y pones ahí tu mente, así fluye la energía vital. Cierras tus ojos, enfocas tu mirada interna a tu entrecejo, siente cada respiración y exhalación, mientras te concentras en el sentimiento de que  todo es manifestación de amor infinito”.

Créame que vale la pena adentrarse en ese mundo; se los dice alguien que como yo sigue pensando todavía “qué va a hacer cuando sea grande”.

Nos vemos en la próxima entrega. Hasta entonces.

Salvador Calva Morales es rector de la Universidad Mesoamericana.