miércoles, 15 de noviembre de 2017

Puebla en 100 palabras



Entre el hueco que forman las entrelazadas manos, el orgullo por la extrema belleza de Puebla se rescata en tinta para narrar su pasado escondido en muros dobles, y el orgullo hecho dulce que reviste la casa del alfeñique.


Cien palabras se han de instalar en el alma donde lo infinito es sagrado; sentir que se vive y piensa en barroco para describir tanta voluptuosidad oculta bajo la falda del pensamiento; recordar a la abuela que a falta de permiso se fugó en la brillantez de la cazuela; el rostro de Sor Andrea de la Asunción le dio la receta, y el mole supo de su redención.

En las cazuelas se refleja el pensamiento, mientras los balcones tienen doble puerta, doble cerrojo y los barrotes de hierro.
 
El pasado y el presente tienen su afluente en la Puebla de hoy, que la describe con un carácter que los años no han podido doblegar.
   
Cal, arena y pensamiento para construir el perfil  de Puebla, para luego sentarse a la mesa, mientras se limpia el ajonjolí y su aroma penetra en la nostalgia que tiene mucho de mujeres artistas que en sus dulces y guisos hicieron del arte la fuga de su pasión.

Más fuerte que nunca, para  siempre se ha de invocar a Puebla. Aunque los tiempos se mezclan, la catedral impone su madurez, belleza que ampara lo que fuimos, lo que somos y en el tiempo vive sin distancia cuando se  reza frente altar mayor.

En las sombras que  exigen las paredes conventuales el lenguaje se hizo gota a fuerza de silencios y en las calles se escuchan pisadas de gigantes cimbrando las cúpulas de las iglesias, los cuadros vacios de azulejos dan razón de los hechos.

Cien palabras para decirle al bien amado que se le ama con el corazón al cien porque Puebla es lo que se añora y en espera de la noche viene atravesando, quizás, por el pasaje de ayuntamiento.

Imagen: luxuriousmexico.com

 Leticia Díaz Gama; escritora, conductora de Otras Voces y colaboradora de Sabersinfin.com

Publicado originalmente en SaberSinFin el 2 de marzo de 2016