domingo, 1 de octubre de 2017

Los poetas y la poesía se hicieron visibles con el terremoto (Artículo)


Como erróneamente se identifica a los poetas con ciertos clichés marginales y se reduce la poesía a la dictadura de la rima, se piensa cuasi imposible que estén en eventos tan actuales y tan graves como el terremoto del pasado 19 de septiembre en México. Pero no es así.

Estuvieron en todos lados: detrás de una cámara fotográfica tratando de atrapar en imágenes el drama humano, estuvieron organizando el tráfico en los cruceros colapsados por los semáforos descompuestos, removieron escombros, sacaron cuerpos y rescataron vidas; estuvieron posteando y detonando la participación civil.


Se multiplicaron. Salieron de donde siempre han estado, pero injustamente los hemos invisibilizado, porque nuestro paradigma sobre la poesía y la fraternidad es corto.

Y porque somos injustos con los poetas.

Los poetas hicieron de todo, la fuerza sensible, humanizadora de la poesía y el resto de las artes habían hecho su trabajo tiempo atrás, por eso los seres tocados por las musas estuvieron prestos.

Tal vez la cara más visible de la poesía y los poetas –aunque él dice no serlo, pero ¡vaya que lo es!- fue Juan Villoro y su poema “El puño en alto”, que quedará para la posteridad.

Aquí un fragmento:

Llovió sobre mojado
después de las fiestas
de la patria,
Más cercanas al jolgorio
que a la grandeza.
¿Queda cupo para los héroes
en septiembre?
Tienes miedo.
Tienes el valor de tener miedo.
No sabes qué hacer,
pero haces algo.
No fundaste la ciudad
ni la defendiste de invasores.

Con menos reflectores, pero no menos sensibles las líneas de más poemas con motivo del 19-S han empezado a ver la luz.

Pero, ¿qué me dice de los poetas anónimos que bajo la firma #FuerzaMéxico y a través de hiperbreves en pancartas o en tuits nos sacaron del primer impacto emocional?

La poesía no son sólo palabras que endulzan los oídos ni los labios, son precisión en tiempo y espacio, son la coincidencia en el verbo… en el logos.

¿A poco no es poesía en distintas dimensiones algunos mensajes rotulados a víveres donados? ¿Y qué me dice de aquellas palabras en la suela de unos tenis que un recluso donó a los afectados?

En escasos vocablos muchos poetas anónimos dijeron más que cien arengas sin acciones.

Una vez más confirmamos que México es tierra sísmica, pero también que sigue siendo la tierra de modernos herederos de Nanahuatzin y Nezahualcóyotl.

Ellos, los de antaño y los de hoy, siempre han estado aquí, sólo que se hicieron visibles con el sismo.

¿O no?

Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente.