- ALEBRIJE 49 -
Este 2011, Año Internacional de la Afro descendencia, damos noticia de un caso que muestra la presencia de la población con ese origen cuyos antepasados, arribaron a la Puebla de los Ángeles, conocidos como los esclavos negros desde el sigloXVI, quienes convivieron al lado de peninsulares e indígenas,durante todo el periodo colonial.
En el transcurso de los años estos grupos se mezclaron y dieron como resultado una variedad de “castas” y a una de estas perteneció nuestro personaje.
Justo José, nacido hacia el año de 1770, en el pueblo de Zacapala, en la jurisdicción de Tepeji de la Seda, hijo único de Bernardo Romero y Tomasa, Gaveno mulatos originarios del mismo pueblo, en donde creció el mulatillo, daba dolores de cabeza a sus progenitores, viviendo y
bebiendo en la pulquerías y robando cuanto podía, y aunque era reprendido constantemente por ellos, no tenia oficio ni beneficio a sus 25 años.
Por tal motivo, los vecinos del pueblo pidieron a don José Vicente Hernández, cabo de la real Justicia del partido de Tepeji, que lo apresara. Así, éste fue en su búsqueda y, en el momento de arrestarlo, Justo José lo injurió y sacó una navaja de entre sus harapos, y luego de ser sometido, fue llevado ante el juez.
Días después se inició el juicio respectivo, para lo que fueron llamados algunos vecinos a rendir su testimonio: Mariano de la Cruz, de 30 años; Alejandro Marín, de 52 años, ambos mestizos y José Hernández, español. Todos ellos coincidieron en señalar que:
[...]conocía a Justo Romero desde que nació […] y que por este motivo ha visto que desde su tierna edad ha sido inclinado al ocio y mal entretenido, escandaloso y borracho de profesión y ha vivido amancebado con Ana María y a más de esto tirado al robo, pues para sostener sus maldades, robó públicamente un rebozo a una mujer en un río , y otro paño perteneciente a la Urna del Santo Entierro...”
En su defensa fue llamado a declarar el mulato acusado quien mediante juramento dijo:
“[...] llamarse Justo José Romero, de calidad mulato, oriundo de pueblo de Zacapala, al parecer mas de veinte un años, soltero hijo de Bernardo de la Cruz Romeo y de Tomasa Galeno, que es cierto no tiene oficio ni beneficio y que el vivió de la ebriedad no lo continua con frecuencia, que es verdad el robo de paño de cotense, con que se cubría la urna del Santo Entierro, con el que estuvo tapándose hasta que naturalmente se rompió, que a María del Espíritu Santo le gusto el paño de reboso en recompensad de su sombrero, que es incierto se llevara ninguna mujer robada, pues aunque ha estado amancebado con una mujer casada, jamás la saco del lado de su marido[...] ( sobre la navaja) dijo ser suya y que la portaba para componer cacles, pero no con animo de ofender a persona alguna y que esta es la verdad de cuanto puede declarar... no firmo por no saber”
Una vez concluido el juicio, Justo José fue sentenciado a servir en los barcos de la Real Armada, según lo contemplaban las ordenanzas de la época y por disposición del intendente Conde de la Cadena, fue encargado al teniente coronel José de Zárate y Vega, para ser enviado al Primer Batallón de Milicias Provinciales de la Angelópolis, según lo estipulaba un acuerdo del Virrey Marqués de Moncada, en el que se ordenaba reemplazar las bajas del batallón con presos y vagos de la intendencia, por lo que finalmente el 5 de noviembre de 1795, Justo José fue ingresado a la milicia para servir al buen gobierno y con ello cambiar el rumbo de su vida.