La energía nuclear va desde la seguridad mundial, hasta el cumplimiento del apocalipsis
Jarym
Hoy, se celebra por quinta ocasión el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, cuyo objetivo fundamental es el de captar la atención de los países de todo el mundo sobre la gravedad de este asunto y poner de manifiesto la necesidad de realizar una acción unificada para que las potencias que realizan este tipo de ensayos los supriman definitivamente con el fin de evitar efectos devastadores y perjudiciales para la vida y la salud de las personas y para el medio ambiente.
Fue el 2 de diciembre de 2009 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba por unanimidad la resolución 64/35, en la que se establece que: “Reconociendo la importancia conexa de la educación como instrumento para la paz, la seguridad, el desarme y la no proliferación, 1. Declara el 29 de agosto Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, dedicado a aumentar la conciencia y los conocimientos del público sobre los efectos de las explosiones de ensayo de armas nucleares y cualquier otro tipo de explosión nuclear y la necesidad de ponerles fin como uno de los medios de lograr el objetivo de un mundo libre de armas nucleares…”. La resolución de la Asamblea General fue propuesta por la República de Kazajstán con el fin de conmemorar la clausura del polígono de ensayos nucleares de Semipalatinsk el 29 de agosto de 1991.
El filósofo griego Demócrito de Abdera, en el siglo V a. de C., fue el primero en decir que el átomo (del griego a -sin y tomon –división; corte, con el significado de “no-divisible”) es “la parte más pequeña constituyente de la materia”. Pero fue hasta finales de 1938, cuando un equipo de investigadores alemanes integrado por Otto Hahn y Lisa Meitner, interpretó el fenómeno de la fisión nuclear, es decir, cuando un núcleo del átomo se divide en dos o más núcleos pequeño. En 1939, mediante una carta Albert Einstein explica al presidente de los Estados Unidos, Roosevelt, que “era casi seguro que muy pronto fuera posible desencadenar una reacción nuclear en cadena que permitiera liberar unas grandes cantidades de energía. Este procedimiento permitiría también la construcción de una nueva clase de bombas”.
Los ensayos nucleares realizados por los Estados Unidos, en Álamogordo (Nuevo México) el 16 de julio de 1945, fue el preludio de los dos ataques nucleares contra Japón, el primero el 6 de agosto de 1945, mediante una bomba atómica llamada Little Boy que
fue lanzada sobre Hiroshima desde el avión Enola Gay, y el segundo el 9 de agosto de 1945, otra bomba -Fat Man- fue arrojada sobre Nagasaki desde el B-29 Bockscar. Estas ciudades japonesas se convirtieron en los primeros y hasta el momento los únicos ensayos de un ataque con bombas atómicas.
Se estima que hacia finales de 1945, las bombas habían matado a 140,000 personas en Hiroshima y 80,000 en Nagasaki, aunque sólo la mitad había fallecido los días de los bombardeos. Desde entonces, algunas otras personas han fallecido de leucemia y distintos cánceres atribuidos a la exposición a la radiación liberada por las bombas. La energía liberada durante una detonación de este tipo se reparte aproximadamente en un 35% de radiación térmica, un 50% de presión y un 15% de radiación nuclear. Este proceso hace que se alcancen temperaturas de hasta 14 millones de grados centígrados.
La explosión en Hiroshima rompió los vidrios de las ventanas de edificios localizados a una distancia de 16 kilómetros y pudo sentirse hasta 59 kilómetros de distancia. El radio total de destrucción fue de 1.6 kilómetros, provocando incendios en 11.4 kilómetros cuadrados. Autoridades japonesas estimaron que el 69% de los edificios de Hiroshima fueron destruidos y otro 6-7% resultó dañado. Entre 70,000 y 80,000 personas, cerca del 30% de la población de Hiroshima murió instantáneamente, mientras que otras 70,000 resultaron heridas. Cerca del 90% de los doctores y el 93% de las enfermeras que se encontraban en Hiroshima murieron o resultaron heridos, ya que la mayoría se encontraba en el centro de la ciudad, área que recibió el mayor daño. Semejantes datos se observaron en Nagasaki.
Es por ello, amable lector, que no solo en este día necesitamos hacer conciencia de las terribles consecuencias que han ocasionado este tipo de ensayos nucleares a la humanidad. Usted qué opina.
Jorge Rodríguez y Morgado (jarymorgado@yahoo.com.mx) es catedrático universitario, conduce:ConoSERbien en Sabersinfin.com
Publicado originalmente en Saber Sin Fin el 05 de septiembre de 2014